Tendría que estar dormitando en la siesta,
pero voy a intentar escribir un cuento de ficción.
Trance difícil pues estoy desplazando algo sagrado a cambio de obtener palos.
Estoy viendo por la televisión imagenes en directo de la fiesta de San Fermin, mientras tanto cuidadosamente entro aunque algo embriagada en La pagina de los cuentos.
De repente imagino que un toro se sale de su cuerpo asumiendo la forma de un ángel,
que enojado comienza a luchar contra la concurrencia, para hacer oír su reclamo,
de hombre humano que adora a los animales.
No se, tal vez haya sido un intergrante de la platea que paso tapando la visión del animal.
Correr implica mirar para adelante pero aquí es difícil tener espacios para sentirte libre.
Tiranía sobre el cuadrúpedo estúpido insecto.
Los toros sueltos han de representar las desavenencias de los hombres que invaden el destino del ser forjando el caracter,
todo lo que ocurre es parte de una semiótica para expiar la quemada expresión del alma Española.
Del veinticinco de Mayo al nueve de Julio hay seis años de diferencia.
-Nunca nos culparan pero igual deseamos dar explicaciones de los sentimientos arraigados en la rutina de las costumbres, dijo el animal hecho hombre.
Un portazo, un rayón de uña de mujer.
Una vocal con brillo pronunciada con entusiasmo,
estamos buscando la salida donde se encuentra la ansiada salud esperando por su dueño.
Ese toro hecho hombre se vistió de traje y corbata para luego petrificarse en la silla de la oficina. Después recién cuando tuvo un segundo de lucidez mental, comprendió que la izquierda política lucha por algo justo, pero la vida es dura como la materia, que aunque blanda es un obstáculo a sortear, zigzagueando con el debido respeto.
Este toro es gorila, digo de pensamiento imperialista neo liberal, cree,
que no tendría que haber tanto derecho para quejarse o protestar, una persona con problemas debería tener que ir, primero a la faena más luego hacer el absurdo reclamo.
Pero obvio el corazón se va ablandando al tiempo de estar. La plaza quedó lejos,
hoy es tiempo de vivir trabajando,
viajando de regreso a casa como cuando fuí hacienda. Contando luces en la ruta,
sumando optimismo sobre el lecho del infortunio.
Con alegría, disfrazo la figura que emerge del sol,
de lluvia, de nada, que se sea invisible,
que sangre, que sufra, o que se pudra como yo.
Aconsejo escuchar buena música pués la canción queda en la mente acompañando el andar del destino.
Esta corbata ahorca mi garganta que axifia la plaza.
Por entre las patas de mi cuerpo mutante,
el caido transeunte que lasera mi osamenta, observa la hora en la torre de Pamplona.
Es el crepúsculo, cuando la noche comienza a levar,
cuando la mañana deja de sonreir, cuando la tarde se superpone frente el futuro inminente.
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