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Inicio / Cuenteros Locales / kiss_onthe_lips / Reflexiones de una mente peligrosa

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A todas aquellas mentes peligrosas, mi historia:
Dicen por ahí que mujer se hace, no se nace. Así es, mujer no significa ser creada de la costilla derecha de Adán (aunque estemos más cerca del bolsillo), no es un título que se regale por ahí, mucho menos una condición simplemente biológica. Somos, y a mucha honra, una serie de elementos complejos casi incomprensibles para el sexo opuesto. Pero, ¡hey! ¿Quién pidió que nos comprendan?

Corre el siglo XXI y nos acortamos las faldas pero no descuidamos nuestros jeans, los labiales se tornaron rojo bermellón, y curvamos interminablemente nuestras pestañas. Sí, esa es la girly girl que todas llevamos dentro. Mientras algunas la exteriorizan, otras nos desmaquillamos para mostrar las máscaras del mal nombrado “sexo débil”. Y nos cansamos, yo me cansé… Las mujeres no somos las solteronas, cuarentonas de sex and the city, que tenemos como excusa de reunión un par de martinis, que hablamos todo el día de zapatos “Aldo” y carteras “Louis Vouitonn”.
Esa imagen es pasada. Pues también disfrutamos de una buena Heineken, apostando hasta nuestros maridos en las noches de Texas Hold Em, y el beisbol sería seguramente el deporte que practicaríamos por defecto, si es que los hombres no se jactaran constantemente del tamaño… de sus bates por supuesto.
¿Y por qué me encuentro a mi misma atacando los estereotipos y contra estereotipos de una sociedad falocentrista? Porque, queridas lectoras, como ustedes bien lo sabrán, la competencia hoy en día con el sexo masculino debe ser ganada con un esfuerzo mayor.
He aquí mi historia:
Nací en cuna de oro con aires de realeza. Consentida y mimada desde pequeña, fanática de la súper heroína: Barbie.
“90-60-90” solía ser mi segundo nombre, por el cual me fantaseaban los hombres.
Yo misma fui el estereotipo de la cabellera rubia falta de seso, aunque en el fondo siempre supe que el mundo era mío, y que por mí estaba esperando: “Hazte la tonta, siendo la más viva”.
Lo cierto es que crecí y la sociedad se encargó de hacerme saber que así, poco y nada iba a conseguir. Y me transformé…sí, porque me cansé.
A mis ojos los cubrí con gafas setenteras y gatubelescas. Mi pelo es ahora una cortina melenosa color ébano, y los colores de mis prendas están bien lejos del magenta que fueron alguna vez.
Además, decidí cambiar las charlas de manicura por números y pensamientos matemáticos-calculadores. De este modo, logre ingresar a una empresa constructora en función de ingeniera civil.
Ok, cambié y creí tenerlo todo. Hice mi entrada al mundo entre alfombras rojas y flashes, sin embargo algo no estaba del todo bien.
Justamente ayer lo entendí, mientras preparaba los planos de la obra más importante que la empresa llevaría a cabo. En la reunión de las 3, se elegiría al director del proyecto.
Mujeres, creo que ya saben cuál fue el resultado de dicha reunión, y en qué termino todo.
Casi por osmosis nos hacen entender que un proyecto, posible ganador de incontables elogios, nunca será merecedor de un primer lugar. ¿Por qué? Porque tiene pechos y una mente brillantemente peligrosa, que potenciada es capaz de derrocar el patriarcado.
Lo cierto es que no los culpo, ni yo misma optaría por la raza superior (en caso de que la hubiera).
¿Moraleja? No la hay, y esto empieza a asimilarse al cuento cortaziano.
Debajo de mi maquillaje encontré las mil y un facetas que podemos entregarle a un mundo que nos pide una dinámica que sólo nosotras podemos lograr.
La mujer o lo que ellos entienden por nosotras, coquetas, frívolas, caprichosas, salvajes, románticas, no es más que un producto cultural que se ha ido construyendo socialmente.
No podemos quedarnos sentadas de brazos cruzados, debemos reidentificarnos desde nuestros propios criterios.
Es cierto, nos enseñaron a competir desde el día en que nacimos. Y aunque a veces no hay soledad que se compare con la de ser mujer, nadie nos puede arrebatar o incluso negar que la esencia femenina recae en la inigualable potencialidad de nuestras mentes.

Firma: Sexy Sadie.

Texto agregado el 08-07-2008, y leído por 130 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-07-2008 me gustò doctora
08-07-2008 Esperaba un cuento porque asi lo clasificaste. Mas bien es una reflexión o un ensayo. Pero aprovecho para celebrar lo lindo que son las mujeres. dinosauro
 
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