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LA ELFO Y EL POOKA

Los Pooka, dicen, son extrañas criaturillas, duendes que aparecen en los caminos apartados, y en forma de animal se ofrecen mansamente a los viajeros, llevándolos a través de profundas sendas bajo un fantástico sortilegio, hasta extraviarlos y arrojarlos luego a un cenagal. Pero, una remota y desconocida historia cuenta de un Pooka que un día se convirtió en hombre.

Una noche de estío, hace mucho tiempo, una Elfo de extraordinaria belleza atravesaba el bosque, cuando un inquieto Pooka que esperaba ansioso una víctima para jugarle una broma, la vio. Presa del hechizo de este ser magnífico, el Pooka aguardó silencioso en la rama del árbol donde se encontraba, mientras la preciosa aparición se acercaba por la senda como flotando, observando el bosque encantado. Cuando pasaba por el árbol, el Duende saltó cayendo delante de ella. La fabulosa Dama se detuvo y espantada retrocedió dos pasos, pero el Pooka la reverenció enseguida y se presentó: "Grata Noche tenga Usted delicada Señora, mi nombre es Oskhar, y soy un Duende del bosque". Hubo un breve silencio, y tras escrutar ligeramente los ojos tímidos de la Dama se disculpó por el saludo intempestivo: "No es mi costumbre aparecer de un modo tan revelador, pero, de hecho, es menos común ver por estas tierras a seres tan excelsos como Usted. Si no soy demasiado atrevido ¿podría preguntar quién o qué es, y hacia dónde se dirige?". "Mi nombre es Luhn - respondió ella muy cortésmente - y soy un Elfo, de los muchos que habitan en el bajo bosque que bordea el río, y no me dirijo a algún lugar en especial. Vagaba simplemente en la noche clara. "Un Elfo - dijo el Pooka como para sí -... Ya había oído algo acerca de ellos pero jamás imaginé que tuvieran tan singular belleza"

Así hablaron durante algún tiempo, inquiriéndose el uno al otro, mientras la noche cedía tempranamente a la madrugada. Pero llegó el momento de despedirse, no sin que antes el Pooka le manifestara al Elfo su devoción. La Bella, sorprendida de su extraño comportamiento, no supo qué decirle y confundida se alejó por entre los árboles, causando al Pooka una enorme herida. El Duende, que no se esperaba semejante huida tan repentina, se molestó infinitamente y la maldijo, la sentenció a no tener paz mientras viviera, y le juró que perseguiría su sombra y su recuerdo donde quiera que estuviera, hasta el final de los días.

Según la historia, la maldición surtió efecto, y sobre la hermosa Elfo cayó una sombra negra que la oscureció, desatando múltiples tempestades de tristeza y dolor infinito en su alma. Pero los Elfos son inmortales, he ahí lo terrible de la maldición: Estaría condenada a padecer eternamente y un desprecio inmerecido, ya que el reproche del Duende había provenido únicamente de su imaginación sin límite. Todo el fervor de su noble y desesperado sentimiento le había impedido ver que el motivo del alejamiento de su Dama no había sido otro que lo espectacular de sus formas, la extravagancia de su actitud, y su desbordada ternura, en resumen, la turbación que tan sin igual criatura, y me refiero al Pooka, había provocado en su alma; y fue así como toda posible adoración quedó truncada por el ánimo exacerbado de un ser solitario tanto como ella, que dolido fue incapaz de contemplar algo distinto a un injusto abandono.

Los demás Elfos del Bosque, compadecidos de su dolor y concientes de la severidad del castigo, acordaron que era necesario que Luhn renunciara a su inmortalidad y se acogiera a la vida del humano. En tal condición su vida sería insignificantemente corta y su alma sería separada de su cuerpo al morir, quedando a merced del cielo y el infierno. Se le advirtió que en la tierra de los mortales ya no sería sabia, su sabiduría sensitiva sería reemplazada por la sozobra de la razón, y muy poco podría hacer por curar las heridas de la naturaleza estando poseída por las horripilantes pasiones humanas. Allí, los bosques mágicos harían parte de un cúmulo de historias increíbles, no vería nunca más el correteo de las luciérnagas doradas, el ruido de las ciudades tomaría el lugar del canto del río y de las canciones de su gente, no escucharía de nuevo las voces de los espíritus de los árboles, se olvidaría de la pureza del fuego, no podría adivinar la voluntad de los vientos, no volvería a comprender lo creado; y andaría seguramente perdida entre los pensamientos de los hombres, tratando de recordar un pasado que no volvería jamás. Se le dijo que la rodearía el sufrimiento, pero definitivamente nada sería comparable al hondo pesar que dominaría su corazón mientras viviera en su reino. La Elfo aceptó. Renunció a su grandeza y se entregó voluntariamente y con dolor a la humanidad.

Se cuenta que tiempo después el Pooka se enteró, y, enojado, usó un poderoso conjuro que le dio la facultad de transformarse en hombre para que hiciera extensiva su maldición. Sabiendo que a diferencia de la Élfica, el alma humana supera a la muerte, ofreció a sus dioses sus poderes y sin vacilar se desprendió de ellos a cambio del alma de Luhn.Y su ofrecimiento fue bienvenido. Así fue como Oskhar descorrió el velo invisible que lo cubría a los ojos de los mortales y atravesó el umbral de su mundo bajo la forma masculina, dejando para siempre la noche y el bosque. Al convertirse en hombre recibió un alma que, se supone, debía entregar libre de toda conciencia a la hora de su muerte, como todos los demás. Pero, un maligno poder había operado ya en la tierra y su alma, al abandonarlo, conservó su actitud socarrona y la conciencia de su misión, consiguiendo cambiar de cuerpo y de lugar a su antojo, siempre detrás de Luhn. Dicen que entre los mortales no pudo encontrarla nuevamente con el mismo cuerpo, pero su alma logró apoderarse de la de ella.

Desde entonces la acecha, adquiriendo con cada época una forma distinta; camina bajo la lluvia por los parques y las plazoletas sin perderla de vista; todavía la confunde, la espanta, y sin saberlo, aún la impresiona.

Texto agregado el 25-04-2004, y leído por 1417 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
31-08-2004 Wao este texto si me convenció, trabajas mucho mas la redacción además de que siempre me han llamado la atención ese tipo de criaturas en especial los Elfos, son prácticamente perfectos, sabios y hermosos. Me gusto la confusión que creas en el Pooka (fue lo que le dio vida al escrito) y la devoción de este por la Elfo fue de mucho nivel. Lestad
26-05-2004 Muy padre, obvia referencia la de Tolkien. Gatoazul
26-04-2004 No sabes cuanto me recordaste a mi autor favorito, Tolkin. Ésta es un grandiosa obra que mezcla el mito con la leyenda creando un mundo mágico que quedará perpetuo en mi pensamiento. Sigue escribiendo así, ya que has conseguido a un ferviente admirador, asiduo lector de tu obra. Y te invito si tienes tiempo de leer mi obra titulada "El oráculo y el efrit", aunque no está completa - ya que estoy trabajando en ella - tal vez te llame la atención. Saludos aaronjoel
 
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