Que sea

(Al amor siempre, en la distancia)

Que sea, que mi amor sea
de mieles, palabra en el paladar ebrio de dulzores
Erótico rayo de luz copulando frenesi
meneando senos abiertos de rosas entre espinas.
Desnuda en enigmas transmutados en panes
para el pensamiento
en plegaria bendita del que demanda sagrada compañía
De abrigo, envolviendo rodillas entumecidas de frío
Compañía nueva de traiciones antiguas
En la tristeza el abrazo contenido de afectos renovados.
Sueños brotando del manantial en frenética vena
de los enamorados los besos abrazados en la lengua
del cuerpo delicado sudor que emana alquimia trasmutada
el aroma a bienaventuranzas en cábalas de su misterio.
La risa que engrandece el instante en goce del jolgorio
La lágrima que se esconde tras el sufrimiento que dignifica
Que sea la bienvenida del amigo nuevo,
el perdón dicho a tiempo cuando nace del hueso arrepentido
que sea carne viva dispuesta a enamorar a los enamorados.
Traer paz entre las piedras del odio fecundado sin razón.
Que mi palabra sea de mieles cuando se impregne del hombre
el sabor amargo.
Que sea cuna del niño recién nacido y remanso del que cierra los ojos