Después de mirar su rostro inerte y frío, las fuerzas abandonaron mi cuerpo y caí al suelo, yo hubiera deseado que las fuerzas me abandonaran para siempre. Soñaba que platicábamos uno de esos temas que siempre nos hacia profundizar hasta encontrar algunos secretos que ahora ella guarda para siempre. Escuchaba su voz claramente, su timbre era el mismo, su misma sonrisa y la manía gesticulatoria que yo había adoptado hasta cierto punto y sin darme cuenta, esa era parte de la herencia que me dejaba.
Juro que maldije mas la hora en que desperté de nuevo, que la hora en que la trágica noticia cambiaria mi destino, en esos días yo estaba bien, gozaba de buena suerte y fortuna, cuando el peso de la trágica noticia sepulto mi alegría en profundidades inalcanzables.
¿Nacer, crecer, morir? Que porquería, lo mejor en cualquier circunstancia es no haber nacido, el trago de la vida es amargo y el trago de la muerte no deja de serlo.
Después que enterraron junto con ella a mi razón, ya no pude volver a ser el mismo, una metamorfosis nueva comenzó en mi mente, mi conocimiento se expandió mas haya de cualquier limite ininmaginado, no había frontera metafísica que no cruzara, nunca volví atrás, yo sabia que adelante la encontraría para hablar sobre nuestros nuevos secretos, sobre su vida sin aire y sobre mi aire sin vida.
Ahora estoy mejor, ella me visita diariamente. Dicen los médicos que estoy perdido, que mi locura cada día es mayor, yo no se si eso es cierto, no me interesa comprender ninguna de sus absurdas palabras, no tengo nada que hablar con los vivos, cuando se que hablo mucho con los muertos.
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