Solo hasta hoy me percaté de mi error.
Solo hasta hoy no me demora haber yerrado así.
Vale hoy esto que perdí, aunque nunca te tuve.
Fuiste y serás mi cosa etérea.

Ya no sigo tu ritmo. Ya no quiero tu perfume.
Que tonta fui. Querer la idea es traicionar al espíritu.
Mi autoestima estaba por el piso. Traía el lastre de mi pobre historia.
Es pequeña, pero solo hasta hoy pesquisé su valor.
Sabes, otros quieren trabajar junto a mis habilidades.
Tuvieron que gritar en mis oídos para que me reconociese.
Hoy estoy profundamente agradecida con él por nominarme, darme existencia, anunciarme exquisita y eficaz.
Me incorporó a su proyecto y limpió mi perfil bajo. Entré a las ligas mayores. Me descubrió.
Ahí estaba, envuelta en mis detalles, enriedos existenciales; pero construyendo como siempre.

En nuestro ayer me denigraste, me excluiste de las actividades, me utilizaste; por que sabías, que no importase quien me necesitara, ahí estaría haciendo de su existencia un instante placentero.

Hasta pronto, gracias por nada o por despertar para mi misma desprecio, por desfigurar la mujer que por naturaleza soy; pero principalmente, por dejar mi instancia en aquel olvidado lugar.

Cuando decidas crecer, espero sea para tu bien. Que comprendas que tus negaciones y las limitaciones de tus miedos trajeron deterioro para quienes te acompañamos. Cuántas oportunidades te cedí, tal vez de más. Hoy la vida me abre una a mí. Voy en camino. Me deseo el bien...y a ti una última vez.