1600
I
Aquellos años, cercanos al 1600, la agitada vida plena de enfrentamientos y fricciones militares entre España e Inglaterra, (cuyo punto culminante había sido la derrota infringida a los españoles por la flota inglesa, en julio de 1588) parecía llegar a su fin.
La reina Isabel de Inglaterra, se encontraba entonces en el apogeo de su poder. El resultado había sido sin duda, a favor de Inglaterra, forjándose con ello la era isabelina.
Aparentemente ajeno a estos conflictos; aquella noche de marzo del 1600, en el condado de Warwickshire, William Shakespeare se levantó de su cama visiblemente agotado y sudoroso, había estado intentando dormir durante las ultimas dos o tres horas. Sin embargo, todo parecía inútil .
Se sentó al borde de su cama, palabras extrañas, ajenas, bullian incesantes en su cabeza. ¡ palabras inentendíbles para él! que le atormentaban, que se agolpaban insensatas en su alma. Poco a poco se fue tranquilizando, como autómata se dirigió a su mesa, tomó una hoja de papel y remojando la pluma en el tintero comenzó a escribir algo, completamente extraño para el: “ en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme....” ¡oh my God¡ ¿wath kind of madness is this...? exclamó furioso ¿am I crazy?.... se preguntó asustado, después, rompió molesto aquel papel con aquellas palabras que no entendía, y nervioso tomó su grueso abrigo y salió a caminar...
II
A cientos de kilómetros de allí, y con la mar de por medio, en una sofocante habitación de Valladolid, Miguel de Cervantes se despertó inquieto y sudoroso, como en sus muchas noches de angustia y desolación. Su mano izquierda inútil le recordaba constantemente las aciagas noches de batalla y prisión. ¡ sin embargo! ésta noche, el motivo de su angustia no era aquella extremidad inútil, si no aquellas voces confusas, aquellas palabras extranjeras, que danzaban y danzaban en su cabeza.
Salió de su habitación, y se dirigió a su pequeño cuarto de trabajo, en una mesa, decenas y decenas de papeles se apiñaban allí. De reojo, miro el ejemplar de su “ la galatea”, y una vez tranquilo, tomó de una gaveta una hoja blanca, abrió el tintero, limpió cuidadoso la punta de su pluma, y comenzó a escribir: hamlet said: to be or not to be, that is the question...” ¡Hostia! exclamó iracundo, soltando aquella pluma y derramando la tinta sobre aquel maligno papel. ¿ quien coño es el hamlet este? ¿ y que carájos quiere decir todo esto? Después pensó: ¡Dios mío, me estoy volviendo loco!, y resuelto salió aquella noche a vagar por las oscuras calles de valladolid
III
Pasaron muchos años, ambos continuaron sus vidas extrañas, ajeno uno al mundo del otro. Finalmente el 23 de abril de 1616, los dos cerraron sus ojos para siempre, llevándose con ellos aquellas extrañas palabras que por tantos años atormentaron sus mentes.
julio, 2000 |