A quién darle las gracias?

A tí de seguro que no

Sí a la madre que me engendró
y desfalleció en su intento por reengendrarme

Sí al padre que se tradujo en mi voz
capaz de azotar al viento cuanta miseria cobija nuestras existencias

Sí a la hermana que alguna vez rio junto a mí

Sí al compañero devorado por las larvas
cuya última mordida me enseñó lo que es la vida

Sí al hijo que no alcancé a llevar al estadio
y siquiera alcancé a entender

Sí a ese color que no me pide nada a cambio:
la sesión de mi garganta y mis huesos es completamente desinteresada

Sí a la planta que me regala paz

Sí a su sonrisa
(aclarando que sólo a su sonrisa y quizás a su imagen en el espejo)

Sí al árbol que me acompaña día y noche
y que cobija los nidos de los pajarillos
que me despiertan y me dan las buenas noches
con su canto adornado por las esporas
de las flores que ya no acompañan al árbol

Sí a la hoja en blanco

Sí a la palabra y sus caprichosas degeneraciones

Sí a eso que suena en estos momentos
y que acalla a la bestia
y que bestializa al acallado

Sí a la cerveza espumosa y helada que hace más bien que mal
aunque el señor de blanco diga lo contrario

Sí al auto que no tengo ni nunca tendré

Sí al convenio con los 24 cuadros por segundo

Sí a la risa y a quienes la comparten conmigo

Sí a la ilusión de lo que podría ser

Sí al llanto proactivo

Sí al suplicio y a sus breaks orgásmicos

Le doy gracias también a este intento deseperado
por recoger lo que no fue pero pudo haber sido

Y al desgastado intento
Por devolver la verdad a esta tierra.-