Ayer la vi
Ayer la vi. Me espiaba desde un rincón de mi habitación con semblante indiscreto, risueño y descarado, al tiempo que jugaba con mi castillo de playmobil. Me observaba con su típica mirada que intenta provocar que te unas al juego - ¡venga, es solo un momento! - parecía decirme. Hice como que no la veía, sabía que la fastidiaba que la ignorase, pero no la perdía de vista observando su expresión de creciente extrañeza.
Me puse a prepararme para ir a la universidad y mientras me vestía la echaba un vistazo de reojillo. Redoblaba por instantes sus esfuerzos por llamar mi atención, reproduciendo batallas imaginarias alrededor del castillo. A duras penas pude contener una sonrisa al ver como repelía un ataque por el flanco derecho a base de peluches-bomba y de Barbies-soldado y metí la cabeza dentro de la mochila para que no me viera sonreír.
Eché un vistazo al reloj de pared y salí corriendo ya que tenía clase de laboratorio e iba muy justa de tiempo. Una vez en la calle la vi como se colaba por el portal y se escondía tras un coche aparcado en la puerta de casa. Decidí que no la haría caso, que sufriera un poco…¡que caray! . Al ver que venía el autobús eché una carrera en dirección a la parada pero instintivamente me detuve al percatarme que no la daría tiempo a subir y me dispuse a esperar al siguiente que no tardaría en llegar.
Una vez en la parada, haciéndome la distraída miré a ambos lados y la vi parapetada en una tienda de ropa a escasos metros de la parada. Metía tripa intentando que no se le viera y sus mofletes parecían explotarle. Contuve la risa y giré la cabeza en sentido contrario para distender mi gesto que pugnaba por descomponerse. Segundos más tarde subí al autobús, cancelé el billete y me senté. No la conseguía ver desde mi posición y eso me inquietó, no obstante mantuve la calma, era habitual que se escondiera, era parte del juego que nos traíamos desde que tenía memoria. Faltando poco para llegar a destino, la volví a ver escondida detrás de un señor con garrota, la muy traviesa hacía como que daba patadas a la cachava y al fallar se caía una y otra vez al tiempo que me miraba. Me hice la distraída, aunque me hubiera gustado animarla a darle mas fuerte y no caerse.
Al llegar a la universidad la volví a perder de vista pero una vez mas la localicé en el laboratorio, detrás del profesor, haciendo como que se bebía los líquidos que había sobre la mesa. Tras cada simulacro de ingesta, se echaba las manos al cuello y se convertía en Mr. Hyde o en La Masa, o en el profesor Amor, era todo creatividad y mi sonrisa se abrió paso iluminando su cara en señal de triunfo. Me había visto…. pero el profesor también y me llamó la atención. Me interrogó sobre lo que acaba de explicar y no supe que decir ya que solo recordaba la última pirueta de La Masa lanzándolo por los aires a través de la ventana. Naturalmente mi cándida sonrisa dio paso al bochorno y dejé de verla en clase. Por la tarde me centré en los estudios y dejé también de buscarla por temor a que la escena se volviera a reproducir.
Por más que lo intento ya no consigo encontrarla y la extraño. Temo que mi infancia pueda haberse ido porque ya no puede jugar conmigo….. - ¡Déjate ver jodía, no me hagas sufrir! ¡Vamos a jugar un rato antes de ponerme a estudiar! -
Dedicado a mi hija, cuya infancia se deja ver cada vez que me ilumina con su espléndida sonrisa ……..¿Jugamos?
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