Continuo en la eterna batalla interior que estalla en mí cada vez que te escucho...
De nueo la razón y todo mi corazón se enfrentan, quisiera que al escucharte todo lo que imaginé o lo que has permitido que imagine, desapareciera, que las dudas en las que me ahogo, se murieran como murió el minuto que pasó, como murió tu voz cuando colgamos....

Pero es tú voz, la misma que se encarga con absoluta perfección, como con una clara misión, con precisión y cálculo, la que borra todo y hace que mi corazón reviva y se sumerga en un abismo en el que no hay fondo....no hay final.... y en la caída libre voy como siempre abrazada a tí.