Estoy cabrero. Disculpe que actué así, de alguna manera me tengo que sacar la bronca. Por favor espere, estese quieto. .¡Pero hombre, déjeme hacer! Mire que me hace sudar eh. Bueno, ahora sí, gracias a usted me siento más tranquilo. Procedo a explicarle el motivo de mi arrebato. Le cuento que tengo un problemón , el abuso de poder me pone como loco. Y eso me pasó hace unos minutos con mi jefe, no entendió nada de lo que le expuse. No siempre actúa así. No. Suele hacer unas interpretaciones que ni le cuento. Pero hoy empezó a contestar sin estar dentro de la cosa , se quedó fijado en algo que no tenía nada que ver. Para mí lo tomó desprevenido. Le digo más, pienso que el Mister estaba en su mundo, sí eso, en su mundo, no veía lo que tenía delante de sus lentes. Sin ir más lejos, cuando me enojo, ni se pregunta si no estaba equivocado. No, lo que hace es lanzarme un improperio, convencido de que su palabra es ley. Mire, eso de ejercer así el poder no va conmigo, si no es capaz de revisar su explicación cuando alguien se le opone... Qué quiere que le diga. Me vuela la cabeza.
¿ Amigo qué le pasa? Su cara está roja, como un tomate. No , no hable que le va a hacer mal, quédese tranquilo. Sigo con lo que le contaba, desde chico que soy un idealista, las cosas sobre la igualdad y el respeto son sagradas para mí. Una vez leí algo que me quedó bien grabado en la cabeza, escuche. Era algo más o menos así. “El hecho de que alguien ocupe un lugar destacado en un grupo, es sólo contingente, dentro de un espacio horizontal los equívocos o las razones pueden estar en cualquier lugar.” ¿Lo entendió don? Por eso digo yo, el hecho de que ese gerentito tenga mucho conocimiento en algo, no quiere decir, que siempre tenga la posta. ¿No le parece?.
Estoy asombrado, cómo son los imprevistos, no lo puedo creer, me lo veo aquí en la parada y arremeto contra usted. No lo cansé ¿no?. Ahora que lo pienso, le debe haber interesado mi charla, por como ponía los ojos, grandes, como desorbitados, se notaba que lo impresionaba mis ideas de igualdad. Pasaron varios colectivos y usted ahí, paradito como estaca. Es importante encontrar a alguien que aunque no lo conozca, lo escuche a uno. Se lo agradezco tanto.
Y sigue colorado eh..., casi azul le diría. No entiendo qué me quiere decir, déjeme que le saque el pañuelo. Ahora sí.¿De qué me hablaba?.Ah! que se tiene que ir. Sí, buen hombre, deme unos minutos que ya lo desato del poste, tuve que hacerle varios nudos porque usted se movía como un condenado.
Pero que hace hombre, ¡eh don! No corra, espere, su colectivo para en esta esquina.




ana paciello