Apareció de la nada. Simplemente se encontraba frente a mí, o quizás fui yo el que apareció frente a ella. No lo sé. –Hola –y el largo silencio incomodo como respuesta va creando un ambiente espeso, el aire parece denso y casi podría cortarse como mantequilla con un cuchillo caliente. En silencio un las miradas combaten sin mirarse siquiera. Puede escucharse la respiración de ambos y hasta podía sentir su temperatura.
Busco su mirada, hasta que por fin la encuentro, y una descarga eléctrica me recorre por dentro. – ¿Y cómo estás? –mi voz es apenas audible, pero un gesto con la mirada en ella me hace pensar que responderá de un momento a otro. –Bien ¿Y tú? -¡Carajo!, no podía ser una respuesta más vacía; pero mi respuesta llega como un reflejo condicionado –he estado mejor, pero en general estoy bien. –Ella me mira de arriba abajo discretamente, sé que me evalúa. No importa.
¿Esperarás aquí? ¿Vienes al registro? –Una estúpida pregunta aborda mi boca. –Sí –no esperaba una respuesta más larga, pero ¡Agh!, como puede decir tan poco. Me enfurece recordar de golpe todo. Esa jodida actitud de neutralidad e indiferencia.
Detrás de ella aparece un fulano de lentes, moreno, gordo, de cabello negro y chino, pero muy aplacado por gel. –Ah, mira, él es Sam, mi novio. Sam; él es Diego, ya te he hablado de él. –Miro al hombre, le reconozco, y trato de no mostrar mi desprecio, pero seguramente es muy evidente, por que el sujeto no puede ni mirarme a los ojos, mira al piso y parece muy incómodo. –Hola –Extiendo una mano en son de paz, que recibe una débil respuesta de una pequeña mano y una sonrisa no muy convincente aparece en su rostro. Sus ojos siguen fugados, mi miran un segundo y luego vuelven al piso. Ella simplemente se voltea y mira la pared, los tres tomamos asiento, yo comienzo a pensar en una manera de salir de ahí; todo es demasiado incómodo.
Ella se levanta y pienso que sucederá el milagro de que ellos se marcharán, pero no. –Voy a baño, ahora regreso –dice, y desaparece de inmediato entre la multitud silenciosa. Yo escucho el silencio y siento como se va generando una tremenda tensión a nuestro rededor. – ¿Y a qué te dedicas? –Sale de mi boca una pregunta sin que estuviese yo preparado para eso. Pero sirve de algo, la tensión parece solidificarse, sus ojos bailan y llegan hasta mí, luego mira el asiento vacío y da una gran respiración –Estoy estudiando diseño industrial, estoy en el quinto trimestre ¿Y tú? –Yo estudio arte. –Parece no entender, y en vez de preguntar se queda en silencio, casi puedo ver como su cerebro trabaja a mil por hora para poder generar algo con que combatir contra mi –Y… ¿Qué música te gusta? –Me pregunta, aparentemente aliviado –me gusta el post-rock y la música contemporánea –Esta vez parece más confundido, toma valor, o simplemente sale a relucir algo de él – ¿Cómo qué es el post-rock? –Pues… Hum… ¿Conoces a Godspeed You! Black Emperor? –no –hum… ¿Sigur Rós? –Sí, creo que sí, ella los escucha –Por mi mente pasan varias maldiciones y pienso que seguro sigue escuchando todo eso que era mío, pero dudo mucho que al idiota que tengo sentado delate le interesen esas cosas.
Ella reaparece, pero en este instante todo cambia. No es ella ella, es otra ella. Él también cambia, es otro él, y desparece de la escena. No hay paredes blancas, ni sillas, ni muchedumbres silenciosas. Ella mi mira, es alguien más, me siento mucho más cómodo, feliz. Pero luego, al mirarla algo me perturba, algo anda mal. – ¿Qué pasa? –le pregunto, y ella me mira, es una mirada triste. –Ya lo sabes. –No, no lo sé. Dime –Ella mi mira desde abajo, luego mira el piso. Yo trato de tocarla pero ella no me lo permite – ¿Qué pasa? ¿Te hice algo? ¿Dije algo malo? – Ella niega con la cabeza –ese es el problema –dice –que no tengo motivos reales para hacerte lo que te estoy haciendo. No te mereces esto por que has sido bueno conmigo. –Mi corazón parece estar de cabeza. Algo malo viene en camino y no quiero saber de qué se trata –Sí, lo sabes. Creo que todo fue una confusión, que en realidad nunca logré quererte de verdad y que todo esto fue para alejarme de él, no era mi intención utilizarte de esta manera, yo pensé que si te quería, o que podría llegar a quererte del todo, pero no lo sé estoy muy confundida y tú no te mereces eso, por que has sido bueno; tu mereces algo mejor –Ay… ¿Qué? ¿Por qué dices eso? –definitivamente algo anda mal. Ella explica en palabras vacías, que solamente me usaron de herramienta para despegarse de alguien, que de manera inconciente y que no era su intención. Yo pienso que quizás lo mejor será no acercarme a nadie más. Pero por otro lado mi cabeza genera mil cuestiones, como –quizás te puede llegar a querer, pero le falta tiempo –Ah sí, pero eso no quita que te haya usado, tú tienes un orgullo –y demás cosas que dan vueltas, sumándose a su explicación van creando un remolino de angustia en torno mío.
Afortunadamente me salva una canción de mi lista de reproducción de despertador. Me levanto empapado en sudor. Joder, hacía mucho que no tenía pesadillas de este tipo.