Un viejo hombre con la mirada perdida en la noche, en esa ventana con la luz del reflejo de la luna y las estrellas. Estaba en su casa en una esquina postrado, y alrededor en el suelo petalos de rosas rojas, que casi entre sus lagrimas no podia distinguir. Pensando y pensando una y otra vez, un sueño le torturaba a él, una promesa de hace muchos años que anhelaba hacer, más pasado mucho tiempo nunca la llegó a cumplir, tal vez por miedo a que nunca se llegara a realizar.
A la mañana siguiente, echado en su cama se despertó, un medico a su lado con cara de tristeza le dijo...
- Su vida se apaga señor!! no le queda demasiado tiempo -
Al viejo las palabras del doctor no le importaban demasiado, pensaba que ya habia vivido mucho y bien de sobra sabía su final, pero aún asi sólo por curiosidad le preguntó:
- Cuanto es poco tiempo doctor?? -
El medico le contestó con cara de preocupación y mirando al suelo.
- No le sabria bien decir, pueden ser días, horas o minutos, pero lo que si es seguro es que su corazón dejará de latir muy pronto -
Entonces el viejo con la mirada perdida le contestó..
- Bien, gracias doctor, ahora dejeme solo, morir en paz es mi deseo -
- Como quiera, pero ya sabe que no le queda familia, ni amigos, ni nada, por lo que a mi no me importaria quedarme con usted en sus últimos momentos, será mejor que venga conmigo al hospital y pase allí lo que le queda de vida -
- Se lo agradezco pero no, bien cierto es todo lo que ha dicho, por eso lo único que quiero es estar sólo con mis pensamientos, ya que cuando uno lo pierde todo, los amigos, la familia, las novias, las ilusiones, se pregunta ¿pero que demonios estoy haciendo aquí? no tiene sentido que siga viviendo. -
El doctor cogio su maletin y se acabo marchando con gesto de decepción.
Entonces el viejo pensó, ¿de verdad quiero morir aquí? o mejor morir sabiendo que he cumplido una promesa?? entonces se levantó, se dirigio hacia un armario, lo abrió y de uno de los cajones, sacó una foto de una muchacha joven y muy guapa, con los cabellos negros y una mirada intensa, entonces la guardó en su abrigo, se lo puso y se fue camino de Italia, a buscar su sueño, que, seguramente no tendria muchas posibilidades de que se realizara, al menos es lo que pensaba, pero no se queria quedar con la desdicha de no haberlo hecho o intentado al menos.
Cogió el primer tren que salía para Italia, y tras unas largas horas por fin llegó.
Al bajar del tren, el viejo se llevó la mano al corazón, podia notar como latia más lentamente, su final se acercaba, ¿llegaria finalmente a su destino? entonces por las calles medio tambaleandose, fue preguntando por Maria, la chica de la foto, nadie parecia saber nada de ella, ya que solo era una imagen de hace muchos años, por lo que ahora más o menos tendria la misma edad del viejo..
Aún así éste no desesperaba..
Medio exhausto, acabó llegando a un pueblecito en medio de un lugar en ninguna parte, rodeado por un bosque, entonces paró a una persona que pasaba por allí y le preguntó con la foto en la mano mostrandosela...
- Perdone caballero, reconoce a la chica de la foto?? -
Aquel hombre al mirar la fotografia se sorprendió mucho y asintiendo con la cabeza con gesto muy serio, le dijo..
- Al final de este camino, tras cruzar un portón metalico muy grande, podrá encontrarla -
Entonces el viejo siguió la senda del camino todo ilusionado, volvería a verla esta vez en persona despues de tantos y tantos años, su corazón esta vez se aceleraba, era como si hubiese vuelto a nacer, hasta que llegó a aquel lugar y cruzó esa puerta metalica, efectivamente estaba ahí, Maria, rodeada de flores y con un mensaje escrito, "Tu marido y tus amigos nunca te olvidaran"
Era un cementerio y allí yacia su lapida, en ese momento el viejo se derrumbó postrado de rodillas al lado de su tumba y gritando.....
- Por qué te has ido?? me lo prometiste!!!! prometiste que irias al lago conmigo y nos bañariamos juntos desnudos, cogidos de la mano y a la luz de la luna y las estrellas...
Sus sollozos eran cada vez más fuertes, al igual que sus lamentos, su sueño no se había cumplido, y al instante su corazón dejó de latir, cayó desplomado, abrazando esa tumba de su amiga Maria....
Pasaron unos minutos, y aunque su corazón habia dejado de latir, aún tenia un pensamiento muy fuerte que reactivó muy lentamente su corazón otra vez.... No queria morir allí, mejor hacerlo en ese lago a la luz de la luna y con las estrellas reflejandose, al menos él si queria cumplir su promesa, asi que medio tambaleandose se puso en pie, y andubo unos cuantos metros hasta cruzar el cementerio..
Cruzó el portón de salida, asi que volvió a adentrarse en aquel bosque, caminaba medio moribundo, las gotas de sudor le resbalaban por la piel, ya que no tenia más fuerzas, pero aún así las sacaba de algún rinconcito de su corazón. Por fin a lo lejos vio un lago, justo como él habia pensado, era el de sus sueños, tres estrellas lo iluminaban dando un esplendor radiante al agua, y la luna a un lado lo hacia todo lo romantico que podia haber sido compartirlo con Maria. Entonces el viejo aún con lagrimas en sus ojos, se quitó toda la ropa y se metió en el agua, se adentro hasta que le cubrió su cintura, alzó la vista para mirar esas tres estrellas, llamadas las tres Marias y observandolas se acordó de una frase que le dijo aquella chica, "siempre que te quieras acordar de mi, mira esas estrellas que se llaman como yo"
Al mirarlas su rostro mostraba una total felicidad, estaba allí y habia cumplido su sueño y entonces dijo en voz alta..
- Es una pena Maria, yo he cumplido mi promesa, pero tu te has tenido que ir antes, a pesar de que me prometiste que iriamos juntos, bueno, al menos tu estas ahí arriba brillando como siempre, y ahora es el momento de reunirme contigo y acompañarte en tu viaje -
Al pronunciar sus últimas palabras, volvió a echarse la mano en el pecho, notaba que su último aliento habia llegado ya, su corazón dejó de latir por fin y se fue perdiendo sin vida alguna en las profundidades del lago... Pero entonces ocurrió algo asombroso, las tres estrellas que había en el cielo, se fusionaron en una sola, y emitieron un haz de luz, iluminando al viejo mientras se adentraba en el interior de las profundidades del lago y en ese instante una mano le agarró subiendole a la superficie. Era ella, la joven Maria, completamente desnuda, su cara alegre y bonita y ese cabello negro como el azabache, le llevó justamente donde el agua les cubria por la cintura, entonces la chica besó sus labios y aquel viejo se convirtió en un muchacho joven y apuesto, sus miradas se intercambiaron y el chico esta vez la abrazó y la besó muy romanticamente, como si hubiese sido el mejor beso de todos los tiempos y el más ansiado. Ella le sonrió y juntos agarrados de la mano, no se volvieron a separas jamás, tal vez convertidos en estrellas o en una realidad alternativa.
El poder de un deseo es más fuerte que la vida misma.
FIN
Dedicado a Maria y a todas aquellas personas que hayan o tengan algún tipo de sueño. |