La peste a pescado podrido que me acompaña desde que te fuiste se hace mas intensa mientras mas te pienso, y lo peor es que no puedo parar de pensarte entonces hiedo y ensucio cualquier lugar al que llego. La luz de tu alma me quema los ojos y sangran transparente, el recuerdo de tu voz inunda mis pensamientos y me hace desear jamás haberla escuchado, es la condena, no más te amo ni nubes rosadas ni manantiales de colores, no mas vos, ni babitas de noche ni manos furtivas. TE AMO, já, no existe te amo, nadie ama a nadie, la gente va por el mundo acomodándose a lo que mejor le queda para en el momento en que ya no les queda dejarlo tirado hediendo a pescado podrido, y el que no apesta se va, se aleja de esa peste que el llamado amor genera en el que aún no se ha caído. Y el que todavía vuela por nubes rosadas y cielos violetas cae profundo a un infierno inimaginable de recuerdos vacíos e inútiles, y en el infierno son esos recuerdos vacíos los encargados de quemarle los ojos y jugar con su alma como si fuera una pelota de fútbol, son esos recuerdos los encargados de hacerlo saber que esta vivo y atado a los mismos castigos que el resto de los humanos. Tu presencia me desvela, me quita el aliento y me exprime en el pecho, es que no puedo soportarlo, esté donde esté, dormido, despierto o borracho las imágenes me ahogan y hacen mas profunda y ancha la herida. El amor no es más que esa ilusión de comodidad que se desvanece con el tiempo cuando por alguna razón no se soporta a quien se ama, el amor es maldito y está condenado a morir, los enamorados son malditos y están condenados a sufrir por el amor que muere. Pretender que nada ha pasado es inútil, ridículo cuando el hastío y el amor son tan evidentes que duelen en las manos, las congelan.