TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / leenfantterrible / Sin Final

[C:359933]

Aún sin corregir, sepan disculpar errores gramaticales y faltas ortográficas.
Cada uno de los capítulos esta trabajado en espejo, coincidiendo en el tiempo, guiones y textos.

PROLOGO
El amor en crisis.
Las crisis por amor.
El amor en tiempos de crisis.
La historia que desarrollo no es diferente a la de cualquiera y cada uno de nosotros. Conflictos que determinan distanciamientos por tiempos o definitivos.
En un menor o mayor grado de responsabilidad, somos los únicos dueños de nuestros destinos, venturas y miserias. Y por lo tanto, únicos causantes del sufrimiento propio y ajeno.
Errores de interpretación, falta de comunicación sincera y comprometida, egoísmos, inseguridades. Complejos, dudas fuera de criterios, miedo, reproches, individualidades, malos tratos, presiones y auto engaños.
Nada nuevo en esta historia, eso sí, potenciada por esta nueva economía de mercado que subliminalmente propone el individualismo a ultranza e imágenes del éxito a fin de vender aún más.
Los protagonistas de esta historia perdieron la oportunidad de ser felices compartiendo, dividiendo dificultades, en vez de cargar cada uno con todo el peso y consecuencia. Por ego, no se pudo entender que el amor es un diario y gran trabajo de equipo. En el final, vuelve a vencer el miedo. Como casi siempre y cada vez más a medida que avanzan los nuevos tiempos.
El amor no puede estar fundamentado sobre el miedo.
Esta historia, tu historia, no tiene más final que solo, una eterna agonía.


CAPITULO 1: ELLA
Increíble. Ella está ahí, sola, esperándome. Contra todos mis cálculos.
Anonadado, me acerco dubitativo, entre las brumas de aquel bar que ha conocido mejores épocas, poniendo en juicio lo que mis ojos apenas si distinguen y reconocen.
Es ella. No caben dudas.
Dios, que avejentada esta!!. Era tan bella que hasta me dolía mirarla. El tiempo ha sido cruel y, adivino por la profunda tristeza de su mirada, el sufrimiento ha pegado duro.
Trastabillo. Mis pies se ponen pesados y torpes. No puedo detener los recuerdos que cual flashes, golpean en mi mente. Recuerdos que estaban dormidos y no deseaban ser molestados.
Sonríe.
Levanta una mano saludando con gesto ansioso.
Quiero responder, pero ahora son mis brazos los que se paralizan ante las órdenes de mi cerebro.
Al instante caigo en gracia y después de tanto tiempo, que los recuerdos que creí muertos solo estaban dormidos. Lo demuestran la timidez y extrema torpeza que me asaltan sin que pueda hacer nada para contrarrestarlas.
Vuelvo a mirarla y recuerdo. Siento nuevamente cuanto llegue a quererla. Cuanto llegue a amar a esa mujer. Tanto que años costo recuperarme física y emocionalmente. Por nadie pude volver a sentir con tanta intensidad. A nadie nunca jamás con tanta entrega y pasión.
Todas las dudas. Todos los miedos vuelven a mí, iracundos e inmisericordes, sin que pueda dominarlos. Siento incontenibles deseos de escapar y apenas si puedo dominarme. Debe de ser instinto de conservación. Esta mujer y solo ella, ha sido capaz de lastimarme con una increíble facilidad. Cosa, nada sencilla en mí, por cierto, considerando que por condiciones de vida y crianza, he sido siempre un hábil manipulador de situaciones y sentimientos, a fin de no terminar nunca comprometido, lastimado o responsable. Tampoco he herido a propósito, ni en forma indiscriminada. No me disfruto de ello. No me hace sentirme mejor hombre o persona.
Me lastimo, y mucho. Sabía cómo poder hacerlo y se abuso conmigo.
Cuando la conocí estaba en un mal momento. Muy herida y llena de escudos, miedos y complejos. Sus continuos estallidos emocionales por inofensivos juegos de pareja, provocaban en mí la duda de que pudiese alguna vez superarlos y entregarse totalmente a mí, con el corazón abierto.
Pensé en escapar, muchas veces. La batalla era muy dura. Dar y dar, todo el tiempo y sin respuesta. Pero miraba sus ojos y todo el cansancio y el miedo desaparecían. La amaba tanto. Solo quería verla feliz, aun a costa de mi desgaste y sentimientos. Preocupado todo el tiempo y esforzándome por estar siempre pendiente. Ser el mejor de los hombres, ser perfecto, hizo que descuidara todo lo que yo era y me motivaba. Mi trabajo, ideales, cuerpo. Mi espíritu alegre y aventurero, todo y absolutamente todo le entregue. Por curarla. Por que pudiese amarme sin miedos, ni defensas. Por ver sus ojos, siempre y solo con lagrimas de emoción y de ternura.
Y ya nada mas tuvo para mi importancia. Solo ella. Eso en definitiva fue lo que hizo que ante mi desesperación y su falta de respuesta, terminara yo enfermando. De vacío, de soledad aun en su compañía. La falta de amor en la misma intensidad y desprendimiento me transformo en un ser oscuro y seco. Pude para ella, pero no para mí.
Ahora está ahí. Sentada con una sonrisa sin gracia, ni emoción.
Saluda y me acerco. Finalmente puedo balbucear palabras.
-Hola....
-Hola....., como estas???...responde.
-Bien!!!.....estiro la respuesta en un rictus canchero, tratando de resultar agradable y poder aflojar tensiones.
Después de todo, al terminar la relación y aun muriendo por dentro, fui yo el que no quiso volver a verla o hablar siquiera. Me dañaban sus actitudes, su desprecio. Me dañaban las acciones más bajas y deleznables que una persona pudiese cometer contra sí mismo. En su propio perjuicio. Y luego entendí. Lo peor que podría hacer para dañarme era ir contra sí misma. Vaya si lo hizo. Se le nota a flor de piel. Y no quería verla porque la seguía amando y estaba demasiado débil aun como para defenderme. Para no seguir cometiendo mas y mas equivocaciones, al rogar que me diese la misma atención, la misma intensidad de lucha para que estuviésemos juntos. El mismo desprendimiento en cuerpo y alma. Algo que no puede pedirse jamás, si el otro no siente la necesidad de darlo. Reclamarlo es un error miserable. Muchas veces cometí ese desgraciado error mientras duro nuestra relación y ya no quise seguir haciéndolo más. Por lo tanto, me aislé todo lo que pude, de ella y entorno, algo por cierto muy difícil en esta pequeña ciudad. Me negué a todo y a todos. A verla, hablar o saber. Aunque al principio de la separación, reconozco, no fue así. Perseguí y presione en demasía.
Costo mucho esfuerzo, muchas días, meses y hasta años de reflexión. De culpar y disculpar. De entender y por fin poder disculpar. De feroces autocríticas. Comprenderme, y finalmente poder disculparme a mí mismo. De recuperar mi propio respeto y autoestima, los que siempre fueron mi orgullo y refugio.
-Se te ve muy bien!!!!....contesta con una mirada mezcla de voluptuosa y provocativa, debajo de capas de maquillaje que no lograban disimular un mejor pasado, y que por cierto, me pareció de muy mal gusto en ese momento. Aunque, si lo pienso bien, mirada...., maquillaje...., ella siempre se escondió detrás de esa imagen de mujer segura, superada y mundana. La de, “está todo bien y la paso fantástico”, como forma de disimular sus falencias afectivas e inseguridades. Esas que solo yo logre descubrir. Esas de las que me enamore como un loco si red de contención. Y así me fue!!! Por jugarme el todo por el todo, a capa y espada. A puro Quijote romántico. De ese que ya no existe y del que cualquiera hoy tomaría como un síntoma de debilidad. Trate de sacar a la persona maravillosa que yo sé mora en su interior. Pero fui vencido. Vencido por los molinos-realidad de su imagen en la gente. Lo que ella vendía para protegerse de sus complejos, de su falta de amor. Pero, ahora al fin entiendo que la falta de su amor que tanto me torturo, no era más que un síntoma de sus propias limitaciones. Quien no se quiere, ni respeta a sí mismo, se confunde todo el tiempo y no puede por obviedad, querer a nadie. Todo lo que ve en el otro es solo una imagen, solo una necesidad para sí mismo, y para vestirlo, decorarlo y hasta esconderse detrás de él de ser necesario. Sencillamente, las cosas nunca son perfectas y tarde o temprano comienzan las inseguridades a hacer mella en la psiquis. Inseguridad en uno, es inseguridad en el otro, por carácter transitivo. Dudas en uno, dudas en el otro, y comienza el círculo vicioso. Me hice mucho daño creyendo que no me amaba. Que me engañaría rápidamente con cualquier monigote sin meritos, pero con reconocimiento social. Ese que ella tanto necesitaba para no sentirse menos, para ser “alguien”. Porque al haber entregado todo por ella, justamente, eso perdí. Ese mismo reconocimiento que hacía que se sintiese protegida y disimulaba sus complejos a mi lado. Junto con su respeto y confianza en mí, en mis capacidades y fuerza de voluntad, la más poderosa de mis virtudes. La que irónicamente, ella confundía con pasividad. Y cargo sobre mí todas las culpas. Sus culpas. La falta de confianza, de apoyo, de reconocimiento, de humildad y de verdadero orgullo. Ese orgullo que se siente cuando nos valemos, en plural, por nosotros mismos, sin deberle nada a nadie. El que sentimos con cada uno de nuestros logros y por pequeño que este parezca. Su poca voluntad para solucionar los problemas, escapando, dudando. Contestando con agresión en vez de tratar de entender y acercar posiciones. La falta de respeto, de compromiso, de total entrega que origina la reciprocidad. De lealtad moral, esa que toda persona que se juega, merece y necesita.
Y mis culpas???, creo que son las más importantes y de más peso en esta historia. Cometí el peor de los pecados que se puede cometer en un intento de pareja......, quise ser Dios. Me llene de vanidad pensando que todopoderoso salvaría a la doncella en apuros. Destruiría todo y a todos los que osaran interponerse en nuestra felicidad. El entregar todo sin pedir a cambio mal acostumbra y condiciona al otro. Lo llena de presiones y cualquier pedido de reciprocidad se transforma en un reproche, “ya no sos como antes, te victimizas y ya nos sos mi Don Juan”. Ahora sos el peor de todos y yo lo permití. Di el consentimiento a todos sus menosprecios. Disculpe todas sus malas acciones para conmigo, aun siendo hasta sádicas. Consideraba que estaba demasiado herida, tanto la habían maltratado que yo no quise ser uno más. No quería obligarla a que reflexionara y volviera vencida, para no sumar más a su baja autoestima. Volvía yo, y pidiendo perdón, siempre. Esa es mi culpa. Causante y único responsable de su pérdida de respeto a mí como hombre. Una y otra vez, volvían y volvía. La más grande de las culpas que un verdadero hombre puede tener es el síntoma de debilidad más extremo, y por lo tanto, todas sus culpas quedan minimizadas ante tamaña falta de carácter y auto valoración.
-Te escucho!! Para que me llamaste???....pregunté, tratando de darme seguridad y de manejar la situación.
-Quería verte!! Como alguna vez te dije, aunque pasaran veinte años, te buscaría y envejeceríamos juntos!!! A eso vine!!! A decirte que sigo amándote como antes, como nunca pude dejar de hacerlo, tratando de no verte siempre en otras personas, en otros gestos!! Tratando todo el tiempo de olvidarte de equivocación tras equivocación y jamás he podido hacerlo!!....hice un esfuerzo por parecer sorprendido, pero no lo estaba. Me lo temía y eso me hizo sentir aun peor. Hace tantos años que lo esperaba. Sabía que indefectiblemente algún día iba a suceder. Hasta eso hice mal. Hasta en eso fracasé. No solamente no pude ayudarla, sino que termine por destruirla definitivamente, habiendo creado un ideal sin sustento que jamás pudo encontrar en nadie. Termino en la creencia final de soledad e individualismo frívolo y materialista, del que tanto trate de sacarla. Que necio, idiota y engreído!! Termine destruyendo nuestras vidas por disfrazarme de don perfecto, salvador de almas creando una imagen que no tenía con que sustentar. Un personaje de seguridad y fortaleza que nunca como las que nunca tuve, que al no permitir que pudiese verme al desnudo, sin corazas, ni escudos, le hubiese permitido amarme como soy en realidad. Solo uno más. Un ser lleno de imperfecciones, pero sincero y honesto a la hora de amarla. Que pudiese apuntalarme en mis momentos de dudas y debilidades, y no por hacerme el fuerte, cargar todo sobre mis espaldas. Esas que por hacerle creer que eran tan fuertes le enseño a no tener que compartir la carga, a no sentir la necesidad de hacerlo ni entender. Magnificente en la creencia que podría salvar almas, si apenas pude, ni puedo con la mía. Si cada día desde que se alejo, ha sido la lucha eterna y constante por olvidarla, por esconder, por bloquear cualquier recuerdo. Trate de hacer de ella un monstruo sin alma, ni corazón. Fría, despiadada y sin escrúpulos. La acuse de haberme usado hasta vaciarme, de ejercer tortura sicológica, dando y quitando según su conveniencia. De engañarme en cuerpo y alma. De ser cobarde y cruel. De no querer dar la cara, ni explicar. De esconderse detrás de “necesidades” como tanto de imagen como materiales, reconocimientos sociales y laborales, fiestas y diversión; que quería hoy y ya, pero que nada hacía por lograrlo y no logro entender que eso es justamente el amor. El pelear juntos y cada día codo a codo por lograrlo, a iguales meritos. De ocultarse detrás de las necesidades de los que de nosotros dependían cuando en realidad son las nuestras propias. Nuestras propias frustraciones, egoísmos y envidias.
He levantado un muro muy alto durante estos tantos años, como forma de defenderme de sus ataques y de su desprecio final. Me he convertido en el mismo ser frió y calculador del que la acuse ser, del que quise cambiar en ella. Para olvidarla, también un cobarde que solo piensa en defenderse y escapar.
-Me parece que ya es un poco tarde. Ya no siento lo mismo!!....mentí.
-Vos sabes, el tiempo todo lo cura, tengo todo lo que necesito y soy muy feliz!!...volví a mentir y como el cobarde que soy, enarbole todos los escudos posibles para no volver a sentirme lastimado. Para que no se diese cuenta que jamás pude olvidarla, ni ser feliz a pesar de todos los esfuerzos posibles.
-Entiendo!!!...dijo resignada, como siempre dándose por vencida sin luchar.
Y esta vez entendí que hice bien en cuidarme, e irónicamente, la cobardía esta vez me ayudo. Ahora sí, y después de todos estos años, no hubiese podido soportar de nuevo su falta de agallas.
No protesto siquiera. No pidió, ni el más mínimo gesto de fastidio o desilusión. De nuevo y como siempre, fui su último recurso. El escombro salvador flotando en el mar más vasto de soledades y desesperanzas. La posibilidad de terminar con una vida un poco menos vacía y en el camino alguna caricia. Pero nunca su hombre. Su hombre. Ese que se merece el entregar todo y pelear por poder finalmente recuperar su amor. A costa de lo que sea. Vencer miedos, falsos orgullos, necedades y tiempos. Por ese que entrego su piel y alma, y solo nos pidió en canje amor sincero y desprendido. Solo un lance. Solo un medio. Solo nada.
-Si lo que queres es vengarte???...increpo
-No te daré ese lujo!!
-Te creí diferente, pero después de todo veo que sos igual a todos los que pasaron por mi vida sin dejar marca alguna!!! Serás entonces uno más y listo, se archiva!!...y volvió entonces a hacer la misma maniobra de siempre, camuflándose detrás de las usadas mascaras. Esconder los verdaderos sentimientos y mentirse, antes a sí misma, que a mí. Convencerse que no tiene marcas, esas que se descubren a simple vista sin llegar a tener que ser un osado observador. En sus ojos increíbles, pero de un brillo apagado. En las grietas que surcan su rostro como cicatrices y no como líneas de vida que abrazan felices los semblantes de los bien vividos. En lo superado de sus gestos, esos que ya no pueden disimular mas, después de tanto tiempo, la naturaleza doliente e insegura que los genera.
-En serio pudiste ser feliz sin mi????...pregunto desde la burla.
-Costó al principio, pero, finalmente recupere motivaciones, sueños y volví a ser yo!!!....y como siempre ante ella, mentí. No pude decirle que jamás volví a sentir nudos en el estomago, temblar frente a nadie. Sensación de vacío y deprimente soledad ante sus ausencias. Tan pleno y extasiado, después de nuestras rutinas de amor a pura entrega. Juro, el más pleno y pasional. Esas que jamás pude volver a repetir con nadie. Solo sexo, pero nunca volví a hacer el amor. Que jamás concebí la idea de envejecer al lado de otra persona que no fuese ella. Que lo intente, docenas de veces, pero fue imposible. Trate de ser buen amante, buen compañero, buen padre. Buen amigo, buena persona y hombre. Pero nunca pude sentirme de nuevo, pleno y feliz. Y, definitivamente soy tan cobarde y temeroso, acomplejado e inseguro como ella. Incapaz de decir lo que realmente siento. Porque de ella aprendí y se me hizo carne, a defenderme del que amo, como forma de no ser herido. Pude comprobar que la cobardía es la más ruin y contagiosa de las enfermedades, y la soledad su síntoma. El dolor, la única enfermera que nos acompañara por el resto de nuestros días. Tanto buscamos. Tanto nos equivocamos buscando. Tanto tiempo y penas en vano. No estaba en otros, sino en nosotros motivar el cambio que permitiera vernos sin velos, sin dobles caras. Encontrarnos para siempre y jamás volver a perdernos. Enfrentar las realidades. Esas que nos marcaban que con toda nuestra carga d debilidades y miserias, éramos el mismo amor hecho humanidad. En estado virgen y puro. Solo humanidad. Pero preferimos ser semidioses, perfectos e idílicos. Exacerbando los sentidos tratando de darnos en pequeños momentos intensidades que costarían una vida entera lograr. Cuidados excesivos, pedidos de atención casi enfermizos, sobreprotección. Un estado de desquicio. Sublimación del cuidado que termina por vaciarte y a la vez, quitando las ganas de responder a las exigencias desmedidas del otro. Tarde o temprano, provocando la desilusión y el desencanto. La sensación d que ya nunca volverá a ser como antes y por cobardía la negación a luchar por recuperar lo supuestamente perdido. Preferimos darlo por perdido a cargar con nuestras culpas y por humanos, humildemente cambiar, ceder, perdonar y pelear por ser felices. Por nuestra felicidad. Necios.
-Bueno, me gusto verte pero ya no volveré a hacerlo. Olvídate!!!. Cumplí mi promesa de buscarte porque esperaba envejecer a tu lado como nos habíamos jurado. Pero vos seguís igual!!, ni años, ni experiencia sirvieron para que dejases de imponerte y manipular a tu antojo. Seguís sin poner nada de tu parte, sin reconocer tus errores!! Viniste solo por venganza, por verme destruida pidiéndote que por favor vuelvas, pero, te equivocaste una vez más conmigo!!! No fuiste, ni serás tan importante en mi vida!!! Solo contribuiste en arruinarla, porque después de vos, aun mas, y definitivamente, me encerré y no me permití volver a comprometerme, ni sentir!!!...reclamó, con un odio desencajado en sus ojos.
Nunca me entendió, ni pudo entender la situación. Nunca pudo superarla. Obviamente, tampoco yo. Pero traté, juro que traté. Pude entender, y aceptar, pero no superarlo.
-Adiós!!..., saludo y se marcho.
-Adiós!!!...., y rogué más que nunca que hubiese otra vida, una esperanza y nueva oportunidad para cambiar lo mal hecho. Porque la amo, y la amare. Por siempre. En esta dimensión o en otra. Por lo infinito de los tiempos. Porque podré vencer todo para estar definitivamente a su lado. Todo, aun lo más poderoso que hace separar a las personas, el maldito orgullo malentendido.
Porque encontrare a mil personas diferentes, pero nunca nadie igual a vos.
Me marché, pensando más que nunca que somos tan dueños de nuestro destino, como sus mas infelices esclavos cuando no tenemos la valentía de reclamar lo que es nuestro y vivir la vida haciéndonos cargo de todo, aun lo malo, aun lo diferente. Porque forma parte de la verdadera felicidad. Es estúpido y sin sentido ser mártires del egoísmo y la soledad.
Ella ya está muy lejos, tiembla mi garganta y......ya no siento las fuerzas para llamarla.


CAPITULO 2: EL
El está ahí. Increíble. Respondió a mi llamado sin preguntas, ni cuestionamientos. Cuesta creer que sea él. Un poco más viejo pero misma mirada, forma de pararse y caminar. Misma torpeza. Se acerca dubitativo y ya no me caben dudas. Pienso y sonrió. Sigue siendo gracioso y viéndolo mejor, no cambio tanto como pensé.
En los últimos tiempos juntos y hasta la definitiva separación, estaba muy desmejorado, muy dejado. Flaco, casi a los huesos. No es muy difícil descubrirlo hoy, veinte años después, casi mejor que entonces.
Se notan igual los años detrás de esa imagen cuidada que raya el narcisismo. Claro, no tuvo que criar sola a nadie. Etapas de niñez y adolescencias. Las mujeres solas y con hijos a cargo, indefectiblemente no podemos disponer del tiempo, ni el dinero para frenar los avatares de los años en nuestros cuerpos.
Que pasa??, no se acerca!! Espero no esté tomando esas actitudes enroscadas y melodramáticas como siempre hacia. Escondiéndose detrás de esa mascara de torturada sensibilidad, lograba resultar ileso y sin culpas de cuanta diferencia de opinión teníamos. Y casi siempre también, salirse con la suya. Terco. Malhumorado. Sus malos tratos, constantes reproches y reclamos de atención, hicieron que fuera paulatinamente perdiendo mi amor, y lo abandonara.
También es verdad que siempre fue un buen tipo. Preocupado por hacerme sentir bien y por cargar solo con todas las responsabilidades, aun las no propias, pero en algún momento comenzó a generar que me sintiese menos, incapaz y ahogada. Sin darse cuenta, tantos cuidados fueron coartando mis libertades al punto de sentirme inútil. Sin espacios. Sin aire. Pretendiendo que le entregara mi vida sin miramientos. Que viviese según sus condiciones y formas. Pero yo tenía mis propias motivaciones y no lo acepte.
Me fue perdiendo. Con sus arranques y rabietas. De a poco, me perdió. También yo. También yo perdí. Nunca jamás volví a sentir como con él. Tuve muchas relaciones, algunas buenas y otras no tanto. Me logre olvidar por momentos, pero siempre caían en la comparación casi imposible de obviar. Y perdían. Todos perdían. No por mejor amante, ni por lindo o inteligente. Menos aun, por posicionamiento social. Solo que nunca volví a sentir de nadie, tanta preocupación y desprendimiento. Tanto que llego a molestarme. Me hacía sentir que jamás podría darle la misma intensidad, alejándome en vez de poder acercarme. Llegue a sentir que no lo merecía y que era la culpable de todas sus muchas frustraciones.
Cuando lo conocí era un ser lleno de vida. De proyectos. Y todo lo dejo por mí y sin habérselo pedido. Primero me pareció increíble. Jamás pensé que alguien fuese capaz de hacer algo así por mí. Me sentía halagada, única, en éxtasis e idilio permanente. Era mágico. Casi todo lo que había soñado. Casi un príncipe y quijote, hecho a mi medida. Romántico, pero fuerte. Dueño de sí mismo. Capaz, rebelde y dulce. De enfrentar a quien osara mirarme por demás o defender a capa y espada a su dama en cualquier circunstancia, aun la más traumática y cargar solo con todo el peso de la responsabilidad. Era tan único. Tan maravilloso conmigo. Que le paso???, porque cambio tanto?? Que fue lo que hice para que empezara a culparme de todas sus frustraciones y locuras???. Que hizo que perdiera su confianza en mí??. Sus actitudes me llenaron de dudas y comencé a perder el respeto que sentía por él. Yo no lo busque, el me empujo. Acusándome de todo y llenándome de culpas, maltratándome todo el tiempo. Logró que sintiera primero, que ya no tuviera ganas de verlo y, de compartir la vida, después.
Pero estoy aquí. Por él. Pobre, se que siempre me quiso y me da pena verlo solo. Supongo que el tiempo le habrá permitido crecer lo suficiente como para no volver a cometer los mismos errores.
-Hola....
-Hola...., como estas??...contesté.
-Bien...dijo con el aire soberbio de siempre, ombligo del mundo, rebelde con causa, pero el comprador de siempre que sabe de su sonrisa siempre sana, y de una mirada que, sin ser bella, es transparente y sincera. Jamás pudo esconder sus sentimientos si miraba en sus ojos. Alguna vez pude sentirme la mas amada y segura de las mujeres, en su reflejo. Recién ahora, y ya pasado tanto tiempo, vuelvo a sentirme así, y me estremezco casi de la misma manera. Tendré que evitar mirarlos o me pierdo. Tendré que disimular una mirada más segura y superada en apariencia.
-Se te ve muy bien!!!...dije tratando de romper la frialdad y de disimular lo excitada que estaba. No quería que se sintiera incomodo, pero tampoco tan seguro como para creer que podría manejar la situación a su antojo. Siempre fue un manipulador. De situaciones y de personas. Reconozco que sin maldad, pero sacando rápidas ventajas para cubrirse y no ser herido. Detrás de esa imagen de tipo curtido y duro, siempre supe que hay un eterno niño buscando ser amado y protegido por sobre todas las cosas. Muchas veces logre verlo débil ante las adversidades. Muchas veces lo vi llorar impotente sin poder enfrentar la realidad que nos estaba tocando. Otras veces, parecía entregado, sin fuerzas ni ganas de pelear. Tanto duro su estado, que fui dejando de confiar en él. Fui perdiéndole el respeto. No podía entenderlo. Me hablaba de cosas que hasta parecían irreales, castillos en el aire que me llenaron de dudas y miedos. Me hacía sentir responsable de que no pudiese salir de ese estado casi vegetal. Todo estaba mal, y todo era motivo para deprimirse y no querer hacer nada para mejorar. Ahí, y pasado el tiempo, creo que fui yo la que falle. Tengo que aceptar que no tuvo ni mi apoyo, ni mi confianza. El reconocimiento que le diese la fuerza para superar ese estado. Finalmente salió solo y rápidamente. Se recupero física como anímicamente. Volvió a trabajar y a demostrar lo que era capaz de hacer, aun en momentos económicamente complicados. Recuperando también las mismas cosas que, por su perdida, le habían quitado motivación. Reconozco que no lo supe apoyar. Nunca fui lo suficientemente paciente como para esperar mejoras. Vivir hoy era lo único que me importaba y el nunca pareció interesado en querer darme esa posibilidad. Los días pasaban largos y tediosos. No vislumbraba mejoras o cambios. Un día, deje de creer. Su pasividad me harto. Su estado me desesperaba y perdí la fe. No tengo, ni tendré la fuerza de voluntad para enfrentar y esperar superar los problemas. No me enseñaron a hacerlo y necesitaba la protección de quien pudiese dármela. Si no, sola estaría mejor. Eso pensé durante años y eso fue lo que busque desde que lo deje. Sentía que en el pasado perdí demasiado tiempo esperando, haciendo todo por quien no lo merecía y no quise volver a cometer el mismo error nuevamente. El mismo que termine cometiendo con él, e indefinidamente durante toda mi vida.
Pude por un tiempo olvidar y cubrir sola mis necesidades. Logre hacer las cosas que me motivaban y divertían sin tener que dar explicaciones. Recurrí a no comprometerme sentimentalmente con nadie para no terminar más herida. Pero, no logre darme cuenta que el tiempo es implacable y cobra sus deudas con las personas que no logran mostrarse y ser, como en realidad son. Una imagen fría, solo propone ratos sin compromiso y progresivos vaciamientos. Cada vez, más desconfianza y finalmente la total soledad. No fui lo suficientemente inteligente para darme cuenta que el tiempo quita los atractivos que generan el autoengaño. Ese, que use para refugiarme y no pensar más en el. Me aislé en grupos de gente que creí importarles, sin darme cuenta que en el tiempo me usarían y dejarían sola, porque al igual que yo, solo buscaban pasar el tiempo. Compañía e imágenes. No quise darme cuenta que podría haber sido feliz, tal vez solo si luchaba un poco más. Pero, ya que importa??, no tiene sentido torturarme más. Así fue, y así será.
Me acuso de cosas horribles y perdió. En su locura, intento ahogarme en culpas. En reclamos de explicaciones que no tenia porque dar. Siempre supe quien soy y no tenía nada que explicarle. Yo no falle, el me perdió.
-Te escucho¡¡¡Para que me llamaste???...dijo en el tono dominante que siempre usa para ponerse a la defensiva y crear la culpa en el otro.
-Quería verte!! Como alguna vez te dije, pasarían veinte años, te buscaría y envejeceríamos juntos!!! A eso vine!!! A decirte que sigo amándote como antes, como nunca pude dejar de hacerlo, tratando de no verte siempre en otras personas, en otros gestos!! Tratando todo el tiempo de olvidarte de equivocación tras equivocación y jamás he podido hacerlo!!....puso cara de sorprendido, trato de disimular y no quedar en evidencia, pero el paso de los años no le enseñaron a esconder sus sentimientos. Vivió en el recuerdo y esperándome todo el tiempo. A esta altura su fidelidad merece una nueva oportunidad. Antes el saber que siempre estaría me parecía poco desafío y hasta un síntoma de debilidad de su parte. Hoy me parece la prueba más grande de amor que un hombre es capaz de dar. Ya es innecesario sentir la emoción de la duda. La adrenalina que produce el temor a perder lo que se ama no tiene ningún sentido. No vale la pena seguir obligándolo a dar pelea. Aun en el renuncio y desde la lejanía. Pensé que era un síntoma de falta de carácter, pero pudo demostrarme que no era más que un amor inmenso y la voluntad inquebrantable de estar seguro de lo que se quiere.
Pero ya es tarde para reconocer errores y cambiar. El tampoco lo hizo. Desapareció. Se escondió en su aislamiento tan personal, vendiendo la imagen de tipo usado y engañado. Esa con la que tuve que cargar durante tanto tiempo, costándome el desprecio y la desaprobación de tanta gente. También tuve una pesada cruz que cargar por su culpa. Nadie volvió a mirarme sin acusarme de haberle hecho tanto daño. A partir de su posición, todo el que se me acercaba, creyéndome materialista y fría, solo buscaba lo que supuestamente yo solo era capaz de proponer, un momento sin compromiso. Solo personas que eran como lo mismo que creían de mí. Si tanto mal le hice, ni se dio cuenta de qué forma tomo revancha. Cuan cruel fue su forma. Que sola y vacía me dejo esa actitud.
-Me parece que ya es un poco tarde. Ya no siento lo mismo!!....escupió.
-Vos sabes, el tiempo todo lo cura, tengo todo lo que necesito y soy muy feliz!!...era su revancha y espero verme vencida y suplicante.
-Entiendo...conteste con bronca y la amargura de sentir que perdí el tiempo al tratar de recuperar esa persona que alguna vez conocí, dulce y cariñoso, y no a este ser despreciable y vengativo. Que solo espera verme derrotada, rogando y haciéndome culpable de todo lo ocurrido. No voy a darle ese lujo., ni aun muriéndome por dentro. No es el hombre que conocí y el que llegue a amarlo tanto. Solo es su imagen. Solo una sombra fría y despiadada, mas especulador de lo que nunca fue. Menos él, de lo que nunca fue. Me aterra pensar que pude ser la causante de tamaña transformación. Ese ser único, maravilloso, capaz de jugarse entero por mí, de las miradas más dulces y las eternas caricias que aun siento cuando las necesito. Esas que vuelven una y mil veces, solas y sin que las llame. Porque las dio, una y mil veces, solas y sin pedírselas. Ese, ese ya no es el. Es solo una cáscara vacía. Ya no envejeceremos juntos. El murió.
-Si lo que queres es vengarte???...dije
-No te daré ese lujo!!
-Te creí diferente, pero después de todo veo que sos igual a todos los que pasaron por mi vida sin dejar marca alguna!!! Serás entonces uno más y listo, se archiva!!...le dije con frialdad y refugiándome nuevamente en esos muros que siempre me sirvieron para no mostrar lo que en realidad sentía. No permitir que me sigan lastimando. Desnudar mi alma, mi vulnerabilidad. Otra vez me equivoco feo y van....Por crédula. Por débil. Por sensible me dejo arrastrar y termino herida nuevamente. Pero, ya no mas, no tengo esperanzas, ni la motivación del tiempo. No vale, ni valió la pena, aun reconociendo que mantuvo en mí la creencia de que en el final y luego de todo lo malo podríamos recuperar lo perdido. Ya no vale la pena.
-Pudiste ser feliz sin mi???...pregunte dándome fuerzas e importancia.
-Costó al principio, pero, finalmente recupere motivaciones, sueños y volví a ser yo!!!....dijo en la actitud soberbia de la persona que no puede salirse con la suya e invierte la carga de la prueba como forma de limpiar su culpa y hacer sentir, como siempre lo intento conmigo, que perdí a la persona más importante de mi vida. Que estúpido!! Jamás lo fue, ni pudo llegar a serlo. Nunca sentí seguridad como para poder bajar mis defensas y amarlo libremente. Esas mismas actitudes manipuladoras, el mostrarse como el salvador o el mejor, solo me mostraban un ser lleno de complejos y necesitado de mi total atención. La subordinación a sus opiniones, eran único criterio y antojo. Intento con esmero cumplir una función, solo para demostrarse que era imprescindible para mi, y para todos.
No logre sentirme plenamente feliz, porque el intento fue por él y no por mí. Porque su desmedido afán por dar, era en realidad la forma de generar compromiso a la voluntad y que dependiese de su magnificente superioridad para ser feliz.
Ahora logro recordar porque me sentía tan ahogada. Porque estaba tratando de escapar todo el tiempo. Se encargo de sembrar todo tipo de culpas con sus cuestionamientos. Utilizaba golpes bajos constantemente para poder salirse con la suya y que bailara a su ritmo y tiempos, culpándome de lo que supuestamente dejo por mí, pero sin hacerse cargo de que lo hizo porque quiso y nadie se lo pidió. Hay valentía en el hecho, pero no total entrega, ni desinterés. No logre darme cuenta de sus falencias. La forma de esconderlo me impidió ver que tanto necesitaba de mi, como yo de él. Podría haberlo ayudado si me hubiese mostrado su verdadera cara. Tan falible y humano como cualquiera. No me hubiese decepcionado, sino contrariamente sentir que era tan importante para él, como él en algún momento lo fue para mí. No supe, ni pude ver detrás de esa imagen de dureza y autosuficiencia, solo había un hombre esperando mi atención y apoyo. No era más difícil que demostrármelo. Solo pedirlo. No logre sentir su valoración, sencillamente porque escondía sus propios miedos detrás de esa mascara de exigencia y seguridad, tratando todo el tiempo de protegerme solo lograba hacerme sentir incapaz, confusa todo el tiempo ante cualquier situación propuesta. Sus fantasmas, solo miedos desde la falta de fundamento. Obligándome a encontrar ese fundamento y terminar refugiándome en el, o en la creencia de que sola y por las mías, estaría mejor. Logre poder creerlo por algunos pocos momentos. Por otros, busque algo más, o a quienes pudiesen servir para ayudarme aun más a no pensar. Siempre creí que no pensar era la mejor forma de olvidar y superar las cosas. La forma de no tener que hacer autocríticas ni reconocerme alguna responsabilidad. Era un aliado incondicional, es no vivir en el pasado, sino solo en el hoy, contrariamente a lo que él hacía y me parecía persecutorio y hasta enfermizo. Pero me equivoque. El no entender y superar el pasado, no nos permitirá vivir el futuro. Porque el presente no nos deja entender que será nuestra ruina y mortaja. Porque el hoy es demandante y egoísta. Y cobrara la cuota de miseria en su debido momento. Hoy lo sé. Hoy lo estoy sufriendo.
-Bueno, me gusto verte pero ya no volveré a hacerlo. Olvídate!!!. Cumplí mi promesa de buscarte porque esperaba envejecer a tu lado como nos habíamos jurado. Pero vos seguís igual!!, ni años, ni experiencia sirvieron para que dejases de imponerte y manipular a tu antojo. Seguís sin poner nada de tu parte, sin reconocer tus errores!! Viniste solo por venganza, por verme destruida pidiéndote que por favor vuelvas, pero, te equivocaste una vez más conmigo!!! No fuiste, ni serás tan importante en mi vida!!! Solo contribuiste en arruinarla, porque después de vos, aun mas, y definitivamente, me encerré y no me permití volver a comprometerme, ni sentir!!!...argumente como forma de frenar su cabeza loca y cualquier posibilidad de respuesta. Ya no quiero pensar en lo que pudo ser. No quise sentirlo más el hombre de mi vida. Ya no quise continuar con la sensación de la importancia de su perdida. No quise aguantar más el dolor. El vacio. No lo ame tanto. No quise haberlo amado tanto. No me intereso amarlo tanto. Pero...porque siento aún este dolor??, Porque solo quiero escapar y llorar sola??.
-Adiós...apure la despedida.
-Adiós..., contesto irónica y sarcásticamente.
Y me marche apurando el paso. Tratando de dominar el temblor de mis piernas. Haciendo enormes esfuerzos por no voltear a mirarlo. No sé que hubiese pasado si llegaba a encontrar su mirada.
No voy a voltear. No voy a pedir. Ya no vale la pena, ni por él, ni, por mí.

Texto agregado el 02-07-2008, y leído por 337 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
04-07-2008 Sabes?, lo leí y me sedujo más la parte de él, siempre he pensado que las narraciones de hombres no son tan sentidas como la de las mujeres, pueden que sean tonteras mías, sin embargo cuando fui bajando en la lectura me abriste una ternura infinita, vi con beneplácito el alma de un hombre noble, honesto, sin tapujos y sin miedos de enfrentar sus temores, sus penas y complejos, ver su perspectiva clara y enfrentarse a ellas con la cara despejada, quizá dentro de tu relato es lo que más me impresionó, más que la parte de ella, no lo sé, sentir ese fiato con el personaje no siempre me pasa... online
02-07-2008 He leído hasta el final este relato. Su título invita a la esperanza de que la historia de amor siga. Los monólogos los he encontrado algo reiterativos y no bien separados del diálogo de los personajes, que convendría destacar, porque son importantes. Creo que debes de hacer un trabajo de corrección en la reiteración de lo ya dicho. Sin embargo, valoro mucho tu trabajo de creación, porque es muy interesante describir esa diferencia que el ego marca entre lo que verdaderamente sentimos y lo que decimos sentir. Quizás esté ahí todo el error, toda nuestra incapacidad de vivir el amor. Por otra parte, destaco tu excelente psicología en la descripción de la emoción y los sentimientos que envuelve la historia. Mis cinco. maravillas
02-07-2008 Muy bella historia que disfrute mucho leyéndote , el dolor persiste porque aún, hay amor. ****** lagunita
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]