1.
En el aire de la tarde se puede ver el rostro
de la lluvia, los rastros de luz que han quedado
por todas partes desde hace un rato se filtran
con lentitud ámbar, entre las hojas, hasta llegar
al ojo su reflejo.

Estoy, desde mi banca, cubierto por la ceniza
imperceptible de las horas
y un súbito café céntrico entre las manos
que me tiene contemplando otra realidad.

2.
No puedo dejar de construirme
y es que no siempre es siempre.
Donde me termino hay un inicio que se bifurca
que me separa hasta volver, a darme cuenta
de las cosas.

De la mente viene bajando un alivio
de nuevo a la misma calma
a este cuerpo que se desquebraja
por los gritos de auxilio, apagándome
encerrado en esta botella azul.

La tarde que viene bajando
con su inyección letal
me pone happy.

3.
Mi cabeza es una lápida
lo que soy sobre mi tumba
sepultura sin cadáver
de pie, adentro, entre los círculos
viendo hacia la montaña
con el horizonte de espaldas
obligado a ser otro vertical
por la necesidad me veo
gritando.

4.
Por eso ardo
porque prefiero andar en llamas
que ser un árbol impenetrable
inalcanzable en el centro de la urbe
porque prefiero ser una columna de humo
elevándose sobre la mirada de cualquiera
que un bosque asesinado por la impotencia
de estar solo.

5.
Ahora mejor me pierdo con la noche
en la libertad de un cuarto
sin ventanas.

voy a poner difícil los pasos
hacia el arrepentimiento
escucho una voz que me llama
con la autoridad para detener el tiempo
grita mi nombre, y yo voy, sin resistencia
camino hacia el futuro por el inicio bifurcado
mientras el mundo se nutre
y yo vuelva
a cerrar el círculo
sentado frente a la tarde amarilla
discutiendo con mi conciencia
mis posibilidades verdaderas.



Francisco Salinas Mayo 08