Distraído esa mañana iba Juan rumbo al baño, otra igual a tantas ya recorridas, años de rutina habían mecanizado sus movimientos matinales, pero ese día al mirarse en el espejo se sorprendió con la imagen en el reflejada, se vio viejo arrugado y cansado, como?, si hasta ayer nomás estaba en gran forma, y más de una vez pensó mientras se peinaba, me parece que Cristina está muerta conmigo, también con esta pinta; ella era una compañera de oficina a la que nunca le demostró gran interés, salvo algunas bromas en cuanto a invitaciones a salir que nunca se concretaron, pero hoy tuvo un sobresalto, se vio viejo, terminado, entonces comenzó a mirarse en profundidad, su piel se había arrugado, sus manos antes bien cuidadas reflejaban el paso del tiempo, su mirada aparecía vaga y cansada.
Una sensación extraña se apoderó de él, de golpe se vio tal cual era, y no lo aceptó.
A partir de ese día su conducta cambió, se tornó hosco y ausente, y para su desdicha, ese cambio siquiera fue advertido por alguien.
Su vida se tornó gris, como sus pocos cabellos, apenas alguna salida al bar, una charla intrascendente y el convencimiento total de que su tiempo se había consumido. |