me agrada escribir. en este caso fue diferente. una poesía declamada es como el grito de un mudo, no se entiende pues toda la sangre le brota por sus venas... sí, esa es mi pasión... dicen que un enano fue visto por mi casa. siempre fui crédulo por ello, cada noche, encerraba las puertas de casa y bajaba todas las persianas, pero, aún así, sentía los pasos invisibles de aquel enano. una noche cogí una vela y me puse en vigilia, y, a eso de la media noche vi al enano. hola, le dije. este me miró y preguntó si tenía un deseo. le dije que no, que los temía. nunca en mi vida he escuchado semejante risa, hasta se puso a rodar como un mono, gesticulando su carita como un loco, y moviendo las manos como si fueran de plástico, o como un juguete lleno de electricidad. cuando se detuvo, se acercó y me entregó un paquete. toma, me dijo. cogí el paquete y pude ver sus extraños dedos que no eran mas de cuatro, tenía las uñas azules y puntiagudas, y sus bracitos eran como ramas de un viejo árbol, pero, no me asusté de eso y cogí el paquete sin pensar mas. tómalo jovencito y sueña, sueña, sueña..., me dijo. extrañamente, mientras decía esto, quedé dormido y tuve un sueño muy lindo de patos y niñas, todos ellos con ojos celeste nadando sobre aguas blancas como la leche... cuando desperté aún tenía el paquete del enano. lo abrí y vi que eran miles de hojitas en blanco y un lápiz azul... mis manos tocaron aquellas hojas y automáticamente se pusieron a escribir acerca de aquel sueño que tuve... desde aquella fecha nunca he vuelto a ver al enano, pero, nunca mas he dejado de escribir, y menos de soñar cosas hermosas y dulces... debe ser que el enano se ha metido en mi casa o, dentro de mí...
san isidro, junio de 2008 |