EL PERRO DE MR.COOPER
Los encargados de la bodega del avión se alarmaron al descubrir muerto al fino affenpinscher. El veterinario les informó que este pequeño perro de cara simiesca, se caracteriza por ser muy leal y cariñoso con su amo, dotado de gran carácter y a veces quisquilloso, muy peculiar por no temerle a nada y gustarle viajar, siempre y cuando sus necesidades sean atendidas.
-Es del Sr. Cooper les informó el sobrecargo profundamente preocupado.
Herber.D.Cooper era uno de los principales accionistas de la empresa de aviación, caracterizado por su fuerte carácter y personalidad irascible.
Inmediatamente se movilizaron mediante llamadas a las diferentes casas que comercializan perros, dándoles las características del fenecido can. Los denodados esfuerzos parecían vanos por la rareza del animal. Les ayudó la suerte en el sentido que el funcionario comunicó que le llevaran a su mascota por la tarde a su oficina de la compañía aérea, con lo que ganaban unas horas de tiempo.
Cuando estaban totalmente desmoralizados y buscaban un pretexto coherente para justificar la muerte, recibieron la llamada salvadora. Una de las casas comerciales les comunicó que había encontrado un cachorro de las mismas características, pero que el dueño exigía 3,000 dólares y la comisión de la empresa era del 50 por ciento, lo que sumaba 4,500 dólares. La foto fue enviada por Internet y era una copia exacta del extinto.
No había otra alternativa. Entre todos, en vista que el puesto de trabajo estaba en juego, reunieron la cantidad solicitada. Ciertamente, el perro era exactamente igual al otro.
Con la finalidad de congraciarse con el alto funcionario, los que tenían la tarde libre se peleaban por llevarle la mascota. Al fin determinaron que sea una comisión el que haga la entrega.
Los hicieron pasar apenas llegaron. Mostraron al ejecutivo el animalito que movía alegremente la cola.
-Este no es mi perro- les dijo el funcionario.
-Pero señor-intervino el más despierto de los empleados.- Es el único que viajaba en el avión. No puede haber lugar a confusión.
Les repito que este no es mi perro-casi grito Mr. Cooper.
¿Cómo puede estar tan seguro?-profirió tímidamente otro de los empleados.
Es que mi perro estaba muerto, carajo.
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