Me gusta agradecer lo bueno que me dan; los bellos y hermosos momentos o detalles.
Como aquel tierno día en sus primeros instantes de vida, día en que le robe su primer beso, compartimos la noche y así mismo su cama…
Primero reviviendo algunos recuerdos del pasado, recostándonos quedando así después de unas horas convertidas en tal solo segundos uno frente al otro. Abrazados como si toda la vida la hubiésemos compartido hasta ese instante.
Silencio, momentos en los que sólo pensaba que el rápido y fuerte latir de mi corazón delataban mis emociones, porque estaba seguro de que hasta ella podía sentirlo y sin tan siquiera tocarme.
Le acariciaba un poco el brazo derecho, su espalda, su rostro y de pronto llega la idea que de alguna forma fue como hacer el amor, me estremecía con los ligeros roces de sus dedos en mi espalda. En especial cuando pronuncio sutilmente "esto de los besos es como un ritual" y comenzó a besarme inocentemente, en la frente, la nariz, las mejillas, y por fin, el más especial, el los labios. Ella me robo el alma…
No lo sé, pero sus pequeños y cortos labios me cautivaron, tan suaves y delicados, su textura, su color, su pasión... Que decir de sus pequeñas manos, fuertes, cautelosas y muy suaves…
Se nublo nuestra vista, como la calma que anuncia la tempestad. Y seque sus lagrimas, trate de darle consuelo y por vez primera experimente el hecho de que una mujer se desahogase conmigo.
Gracias por escapar de repente y regresar con un delicioso aroma, una esencia sólo para ocasiones especiales, gracias por los besos coloridos, por los almohadazos, por todos los detalles de esa noche.
Al día siguiente mientras me disponía a dormir un rato, posiblemente alucine pero al recostarme percibí su aroma, levante la cabeza y el aire la trajo de regreso a Mi. Aun puedo recordar su aroma mientras no esta.
Ella tenía razón, los momentos bellos suceden cuando su simplicidad los hace ser así, sin complicaciones, cuando algunas cosas que tal vez no habías imaginado (o no por completo) solamente se dan. Abres los ojos y tienes una hermosa mirada enfrente, tu mirada, una mirada que es tan sincera, cálida, tierna...
Gracias por -darnos- esos momentos, creo que no hace mucha falta que diga que lo disfruté tanto...
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