A través de las antiguas Tierras Calcinadas, comenzó el éxodo de la Tribu Nabuc al frente de Er-Nazur III. Salieron de noche y con frío atravesando lodazales, vadeando arroyuelos, maizales, largas llanuras y peligrosos precipicios a través de La Montaña de los Insomnios, vigilados y custodiados por sus antiguos amigos los Elfos Oscuros. Los Nabucs debían atravesar la extensa zona de Las Lagunas de los Ovoids, un pueblo nómada de naturaleza guerrera y revanchista. En dos jornadas nocturnas los Nabucs pasaron esta zona de peligro y luego, jinetes sobre los cuellos de sus pequeñas aves, atravesaron el pozo inmenso y profundo que separaba las Dos Tierras, hacia el Oeste, eso fue durante la Dinastía de los Clanes mitad del siglo 1ro de la 1ra mitad de la Edad 3ra de la Luna
Los Elfos Oscuros pueblo trabajador y dado a los cantos religiosos al Dios Orquen .y los Grovers, pueblo bullanguero y feliz pero defensor de su autonomía, compartían el mismo territorio, peleándose entre sí, años tras años, ora por la cosecha, ora por la tierra o por la incursión de los Elfos en las comunidades Groverianas. La Tribu de los Ovoids cuyos antepasados se remontan a la oscura leyenda de las Comarcas Congeladas, llegaron a la Región Tropical desde muy al Norte, allende el Mar Bariq en las Tierras Nevadas de Aversuan.
Llegaron en plan de batalla y se alojaron en la Zona Húmeda. Fueron olvidados a través de los años y ya en el siglo III de la Edad 4ta de de la Luna, los pocos nómadas Ovoids que quedaron se emparentaron con los Grovers y los Elfos Oscuros, no así con los Nabuc que ya no existían en parte alguna de esos territorios. La remota rivalidad entre los Elfos Oscuros y los Grovers era ya historia olvidada para la 3ra parte de la Edad 2da de la Luna y las guerras pasaron a planos verdaderamente innecesarios. Ambos pueblos se dedicaron a la complacencia de la música y los bailes, la agricultura a escribir sus crónicas y al estudio de El Mundo de la Luz.
Los Nabucs llevaban como único tesoro milenario las Crónicas de Apstaín, escritos en pequeños pergaminos algo deteriorados ya por el tiempo; se encontraban sin embargo bien enrollados y metidos dentro del Fruto Verde. Dentro de este fruto se guardaban escritas las antiquísimas leyendas e historias de los pueblos nocturnos. Elfos blancos, Gnomos peludos, Güijes de largos brazos y pies colocados hacia atrás, Ordus, duendes plácidos y gordezuelos y toda clase de nómadas que supieron subsistir en las Tierras Calcinadas de los Elfos Oscuros. Apstaín fue el primer Consejero Nabuc que tuvo esta Tribu en los perdidos tiempos de la Edad 1ra de la Luna.
Se asentaron en El Valle de las Violetas, al centro de las Colinas de los Vientos y escogieron para su comunidad una pequeña zona sembrada de frutas, a las márgenes de un pequeño pero cristalino arroyuelo. Precisamente las márgenes de este arroyo al que bautizaron con el nombre de Serpiente Cristalina fue el lugar escogido para dejar en buen resguardo el mencionado Fruto Verde, que en la época en que se detallan estos hechos estaba ya seco y manchado por el tiempo.
El área, a la que llamaron La Floresta de Gnouft, fue dividida en círculos y zonas. Allí los Nabucs vivieron y desarrollaron todo tipo de actividades productivas. Al discursar los años y cuando ya del Éxodo de la Comunidad ni se hablaba, el concepto de Tribu fue cambiando por el de Pueblo y para la segunda mitad de la Edad 4ta de la Luna a mediados de Ortgor mes inicial del año Nabuc, la población había desarrollado tal eficiencia en la producción de valores que tomó el nombre de Ciudad y los mismos miembros tomaron el nombre de ciudadanos al igual que los Entes Diurnos.
Todas las crónicas que cuentan lo acaecido a partir del momento de la llegada de los Nabucs, al frente de Er-Nazur III, fue destruida por la humedad y la acción de unos raros insectos que devoraron los pergaminos. Lo curioso de todo esto es que, cada generación de los Nabuc, guardaron la costumbre de dejar por escrito los hechos, anécdotas y ocurrencias del día, en pergaminos que ellos mismos fabricaban con las técnicas heredadas de sus antecesores, siglos tras siglos. Pero la última generación de la que se tiene noticia enriqueció esta técnica humedeciendo los pergaminos en una sustancia que ellos llamaban cunt extraída del Árbol del Guaisim, cuya sustancia ahuyentaba a los insectos devoradores y los preservaba de la humedad.
El lenguaje de los Nabucs, era muy complejo, al menos su escritura, pero aprendieron a manejar el de los Entes Diurnos, oyéndolos a escondidas tras las sombras de la noche; muchos otros continuaron con el habla nativa por aquello de mantener las tradiciones de sus antepasados.
El caso es que los últimos Nabucs de que se tiene memoria encontraron huellas de los pies de otro ser marcadas en el fangal de la orilla del arroyo. Las Crónicas de Er-Otsen, dan cuenta de que dichas huellas pertenecían a un gÜije feo, pacífico y travieso llamado Giribilla, nativo de ese lugar; venido desde Los Humedales, esto es, de las comarcas algo más al norte, lugar donde unen sus aguas dos enormes ríos.
No se le conocía sucesor ni parentesco alguno a través del tiempo y él mismo no se dejaba ver de los miembros de la comunidad, ni se relacionaba con nadie. Lo que más impresionaba a los Nabucs era la cantidad enorme de mariposones negros que siempre se encontraba revoloteando por las inmediaciones del arroyo, cuando se conocía de la presencia de este ser en el lugar.
El Nabuc desarrolló, bajo los sabios consejos del actual Maestro Ra-Nazur, descendiente de aquel Er-Nazur III, una gran conciencia futurista, sobre todo la ética por la justicia, el amor a la naturaleza y la conservación de la lealtad y fidelidad entre los Entes Nocturnos
Este duende dejó para las generaciones futuras el DECALOGO DE RA-NAZUR, especie de Preceptos que guiarían el carácter y el pensamiento de los seres bajo su protección.
Desarrollaron como algo natural las artes mágicas, dominaron los elementos de la física y dedicaron su vida a servir de hilo conductor entre la fantasía y la realidad.
Encontraron la sustancia que borraba el recuerdo de su existencia en caso de que algún Ente Diurno los sorprendieran, haciendo que éste olvidara lo visto u oído.
Desde los tiempos oscuros de la Edad 1ra de la Luna hasta los últimos días, fueron Seres Nocturnos; vivieron alejados de los Entes Diurnos, considerándolos atrasados y pendencieros, sin embargo tenían gran estima por los hijos pequeños a los que dedicaban gran parte de sus quehaceres aún sin ellos darse cuenta. Nunca se unieron ni se dejaron ver de ellos a pesar de que muchos sospechaban su presencia al caer algo al suelo, moverse alguna cosa sin motivo alguno o cerrase una puerta sin saber cómo.
Esta cultura social entre los Nabucs y los Hombres permaneció de generación a generación.
Hasta el día de hoy y por los siglos.
Tomado del libro DUENDERIA (Inédito)
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