A tientas.


Me asomé al balcón de tu sonrisa
cuando el ocaso desnudaba,
a escondidas,
los luceros de tu rostro.
Contuve el anhelo de rozarte
entre arrebatos e impulsos,
sacudida por el deseo.
Tu piel,
suave y fresca,
se sintió escarcha de sueños
fundida en fragancia
de matiz impalpable.

En el sosiego de la noche
la pasión brotó
de los suspiros de tu piano.
Como un susurro,
la cálida melodía
fue capricho para mis sentidos.




Desatada la fantasía,
arrollada por la emoción
en la penumbra,
deslicé mis dedos por tu espalda.

-Sentime,
no te reprimas.
Dejate llevar, haceme tuyo.
Ahora
disfrutá de mí,
recreate-




Cobijados
bajo la tenue luz de una vela
la fusión de dos cuerpos,
en equilibrio.
El éxtasis en su punto álgido.

Como silencio que arropa a la noche,
suavemente
me acariciaste el alma
y en aquel instante,
seducida,
toqué el cielo con mis manos.



Una delicia…
Sólo con vos.



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