Ícaro comprobó en carne propia
el engaño de las alas.
Le dolió hasta la sombra de sus lágrimas.
No le quedó otra
que permanecer al borde de la esencia
De arriba vio que las olas no se atrasan ni se embozan
La polémica se ha venido prolongando
más allá de la línea imaginaria
En sus alas de fuego,
en la esfera de su risa.
¿En que oscuro pezón de soledades se amamantó su poema?
El sueño que soñó
sólo la tarde lo comprende.
Mientras acá abajo, nosotros,
nunca más volveremos a ser puros
Nunca más volveremos a encontrarnos.
Texto agregado el 24-06-2008, y leído por 262
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
27-01-2009
"Le dolió hasta la sombra de sus lágrimas."... muy buen escrito !!5 *****
vagabunda2
24-06-2008
Está bueno. el_cuarto_de_juan
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login