Sin pauta que sostenga tu aturdido sonido agudo,
te escapas entre las cuerdas.
¡ Oh, mi desalmado acorde musical¡
¡Oh, mi desarmado acorde musical¡
¡Oh este dolor, bendición de Dios¡.
Ya no estas en cada nota,
caes silbando mis lagrimas, que son el alarido del alma desolada.
Texto agregado el 24-06-2008, y leído por 72
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Lectores Opinan
24-06-2008
Otro más que me gusta. el_cuarto_de_juan
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