Para Franz, creador de las palabras que inspiraron este nuevo ejercicio.

"Cierro mis ojos y me doy cuenta de que es una especie de casa perfecta: perfectamente inútil."

Inebria Laudem

Escapo hasta el borde del techo,
En una serie de elevaciones y proyecciones de un mismo aspecto del alma.

La casa está entonces suspendida.

Es el espacio entre la mente y el corazón,
La tierra de nadie y de todos,
Esperando despegar como nave y llegar como voz.

Y es posible gritar dentro, sin ser oído.
El efecto del eco y del reflejo,
El sonido del aire en este espacio hueco.
Todavía más vacío que esos ojos enjutos.

La puerta ha desaparecido,
El contacto con el mundo a un picaporte,
Entre el concreto de márgenes fingidos
Donde nos atrapa cierta capacidad,
Que nos vuelve aún más incapaces.

Nos miramos tanto que hemos empezado a desvanecernos,
En una neblina densa como brea
Que drena lento desde nuestras cavidades,
A través de rincones de piel desierta.

Nuestro encierro deviene en nueva muerte.