Los pasillos se cerraban entorno a él, con una mirada fugaz buscaba en sus ojos alguna señal, algún débil palpito de humanidad, algún triste e insignificante movimiento que le recordara lo que momentos antes aún no había sucedido… todo estaba sumido en el más profundo silencio, ya nunca podría escuchar el sonido del corazón de su amada, así como no había escuchado el latir del suyo por cerca de un siglo.