Hoy fraguo una despedida
y tengo miedo en vez de llanto
pero luego lloro como hace treinta años
porque comienza esta /otra/ vida desesperada.

Hombre mañana
no estaré
cuando te detengas a pasar lista
a todo lo que te pertenece
serán tuyos el sol
el desayuno servido
la mano que saluda desde lejos
el poema subrayado en el verso exilio
todo eso /sólo eso/ será tuyo.

Yo inicio esta mudanza irreversible
hacia la casa sin timbre
del país sin puertos.
Parto hoy, puntual,
como /no/ debí hacerlo nunca;
dejo las cuentas pagadas
y mi ausencia desagravio.

Estás advertido
hombre meridiano
cuando las miradas sean sólo un sol que declina
yo habré partido con mi suerte huidiza
y un cadáver /triste/ por sombra.