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Quizás un poquitito amargado. A veces. Por acá. Quizás un poquito exagerado, levemente, para algunos, para otros, el frío. Quizás las tijeras. Quizás. Quizás mañana el cielo despejado, la temperatura dos grados bajo cero, la máxima desviación estándar. Quizás. Quizás un poco de odio. Odio sano. Odio espiritual, sincero. Buen odio. Buen asco. Asco del bueno. La manta en la noche. LAS PESADILLAS MAN. Y lo bueno. Quizás lo bueno y lo malo, pero sin relativismos. Con nazismo, para que sea puro. Nazismo yagán, de Tierra del Fuego. Estrecho de Magallanes. Estrecha de piernas. Estrechez. Sin estrechez. Con odio. Con asco. Con odio y asco. Con asco y odio del bueno. Con panas en los vehículos nocturnos los dedos entumecidos música en la noche con eco en la carretera parpadeando la luz intermitente, esas cosas generan amor. Y cuando se genera está bien. Y que adentro del auto no se pueda ver nada. El barro en los vidrios. Sucios, por dentro y por fuera. Y afuera caminando alguien con un polerón tapándole los ojos de lejos en la tarde cuando hay sol y converso con los boys de la universidad buenos cabros no sé por qué esa clase de cariño infantil está bien eso, las complicaciones se manejan peor cuando hay mujeres dicen los ancianos. La búsqueda insaciable de relaciones orbitales, de pristinez, la necesidad de sentir la frescura del negativismo, la pasión de la nada, el hielo, el halo de la respiración cuando está atardeciendo: la indiferencia de un hombre cualquiera rumbo a casa.

La indiferencia como motor y fuerza, como medio para acceder al valahalla, al nirvana, al súper. La indiferencia como desaparición cuando entramos a las 2, 3 de la mañana. Cuando la ventana titila espaciándose o surge la necesidad de despertar y escribir algo anónimo. Botarlo al dejarlo libre con un nombre en la esquina inferior izquierda. El acto en sí es bastante irracional. Le conté a Alejandro entre medio de dos tallas buenas, y no se dio cuenta. Se rió porque creyó que era una tercera talla, aunque en ese momento él no sabría que vendría otra después. No recuerdo sobre qué. Algo homosexual. Un comodín. Está bien que existan esas cosas. Está bien. Y luego, cuando fuimos al doxer, cuando Víctor todavía estaba en lo suyo, en el WAIS creo, incluso después, cuando entró a la sala, con las luces blancas, en ese momento, creo que también estaba Camilo, ¿era Camilo?, no, era Mac, claro, cómo pude confundirlos, obviamente por la promesa del partido del día siguiente; incluso en ese momento, cuando todo parecía tan controlado, tan preciosamente condensado en su infinita normalidad, cuando Alejandro me contaba las últimas novedades de Roland Garros, y cuando yo me esforzaba sin lograrlo por simular que todo discurría normalmente, tomé el lápiz que encontré en la mesa y decidí no escribir en la hoja del cuaderno porque estaba demasiado rallada y era indecente.

Víctor me dio un pedazo de borrador del informe para Kéller y escribí ahí un rato. Rápido. Fluido. Como trotar en las mañanas. Como respirar. Así debe sentirse ser un boxeador amateur en los años cuarenta. Así debe ser. Así debe ser.

La extraña felicidad de a veces, e incluso, cuando arremete, tener que cortar un párrafo a mitad de su construcción, si es que a esto se le puede pedir construcción buena letra gracias por el dato no tiene sentido que lo digas jamás lo leerás si lo leyeras no te agradecería por blog nunca tan enfermo mental mamón gay claramente pero por otro lado igual es bonito lo que quería decir al principio el olor a bencina en las manos tener que empujar el auto y no sentir las manos esas cosas se disfrutan cuando pasan muchas cosas como por ejemplo cuando la galleta suena extraño dentro del auto vacío mientras espero a que llegue y pasa un sujeto o dos sujetos y la ventana titilante del msn que ya no me hace suplementar esta parte es interesante de todas formas con el crujido del pan en la casa caliente la mesa la noche la muerte la vida de los contenidos resulta emocionante en ocasiones el recuerdo nostálgico pero al revés porque la prostitución de las herramientas fundamentales para llegar al amor han sido destruidas sistemáticamente por un montón de descerebrados sin alma.

Texto agregado el 23-06-2008, y leído por 186 visitantes. (0 votos)


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