El amor a la patria madre es un sentimiento que surge del placer de estar en libertad. Tener el libre albedrío para poder pisar en un suelo amigo y principalmente, por el hecho de haber nacido, crecido y adquirido experiencias, que talvez en otro lugar no hubiese sido posible.
No sé si creo en el destino, pero algo me puso aquí, para que la cinta de mí vida se desarrollase en la pantalla de alguna parte del "Espírito Santo" (es un Estado en Brasil). Un vídeo en el cual se proyectan escenas que son más que una mera realidad... es una existencia.
El "Espírito Santo" abre sus puertas para dar pasaje a una pequeña ruta de mí íntimo ser; del alma que está en mí y que necesita urgentemente ser liberada, y salir de los caminos inciertos.
La escuela de la vida no es la más valorada, sin embargo es la más indicada, pues es de ella que sacamos la frase: "Viviendo y aprendiendo." Es lo que nos hace tener la capacidad de definir lo que se entiende por inexplicable. Al final, lo que existe son personas que desconocen su propio mundo, sencillamente por no saber vivir.
A veces un sufridor es más inteligente que un sabio, porque es conocedor del arte de sobrevivir bajo las luchas del cotidiano, y es como el pájaro "Fénix" que siendo quemado, renace de sus propias cenizas...sabe escuchar la voz de la razón, es un hombre sensato.
Sin embargo, no se debe olvidar que todo pasa. Por más que lo intentemos impedir, la arena se deslizará por el reloj de arena. El presente se trasformará en pasado. En cada esquina, en cada momento, la luz se reflejará y se apagará. Por más que sea el error, podrá ser modificado, arreglado a través del tiempo. Y después, nada es perfecto ni eterno. Y como en el teatro, al final de cada acto, siempre se cerrará la cortina.
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OBS.: Este texto hace parte del libro:
"Voz del Alma" – Autora: Rosimeire Leal da Motta
Editora CBJE - RJ - Noviembre/ 2005 - Poesía y Prosa.
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