Cuando a mi rostro ilumine las flamas de tenues velas, cubierto con blancas telas luzca mi cuerpo exánime. Una brisa habré sentido que congela cuerpo y mente, habrá llegado la muerte que me arranque de tu lado. ¿Vendrán ángeles alados, que de este reino doliente tal vez me acerquen a Dios? ¿O solo un cortejo triste, que sin Dios, meros despojos. En polvo se precipite?
Texto agregado el 22-06-2008, y leído por 245 visitantes. (4 votos)