¿Un ramito de muguete?
(Con esa costumbre, aquí, en el ombligo europeo, se desea buena suerte y de paso, se celebra la primavera, aunque a veces no llegue, o pase de largo en nuestras vidas).
Ayer tarde, del jardín, su propietario me ofreció mi ramillete. Al principio no sabía en qué lugar de la casa ponerlo, para que se me llenara la vida de suerte. ¡Qué responsabilidad! – me dije - . Finalmente, decidí colocarlo en la cocina, donde paso la mayor parte del tiempo guisando y después comiendo el cocido que, a fuego lento, va echando también con el aroma su tiempo. Aunque me asaltó la duda de dejar el ramillete en el escritorio (que también es otra cocina, pero con ingredientes diferentes) ¡Bueno, que lo puse en la cocina y no en el escritorio!
Mientras comía pensaba en eso de la suerte y la primavera…, y se me vinieron de pronto los 50. Sí, sólo faltaba un mes para que llegaran. Así, de golpe, como en el calendario la primavera, ellos no pasaban de largo, ni desapercibidos tampoco. Allí estaban plantados mirándome, delante del ramito de “lirios de los valles”.
Antes del verano, se me amontonaban los 50. ¡Qué! –pensarás-: ¿sin enterarte?. ¡Hombre no!, pues anda que no me he enterado bien del recorrido. Lo que pasa es que .. ¡Yo qué sé! Me han pillado como de improviso. En fin, ¡tantas cosas aún por hacer!. ¡Tanto que estudiar..! Vamos que, parece que fue ayer cuando pensé eso de…, ¡buff! , cuando yo llegue a los cincuenta pues….; o eso otro de: bueno si, ya hablaremos cuando cumpla los 50. Que están llegando y…. que me lo había imaginado todo de diferente manera. ¡Que no me lo creo! ¿Pero dónde estoy? ¡Con todas las tonterías que hago, las que he hecho, las que escribo y las que pienso………!
¡Dios mío, pero si no he crecido!
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