Miriam llevaba poco más de tres meses de casada y, a pesar de que ella lo ocultaba, su madre notaba en su cara que no era feliz.
Finalmente, la encaró y no le dio posibilidad de que se negara a hablar.
Ella le dijo que el problema era que discutía mucho con su esposo y, como los temas quedaban sin resolver, tenía una larga lista de cosas que le molestaban.
Entonces, su madre le contó la historia de Pepe.
- Pepe, el pintor, con sacrificio, había logrado comprar su propia casa.
Después de dos años, tras una fuerte tormenta, comenzaron a caer unas gotas del techo del comedor. Cuando se secó, le puso un poco de material y lo pintó. Con el tiempo, se fue repitiendo en distintos lugares, con goteras cada vez más grandes. Como le resultaba más fácil pintarlo que arreglarlo, lo resolvía con pintura, ya que además quedaba siempre impecable. Pero, un día, fue suficiente una llovizna para que el techo se le viniera completamente abajo.
La convivencia no es fácil, seguramente tendrán muchas diferencias que conciliar pero, todos los problemas que hoy tapen, serán huecos que debilitarán la base de la familia que ustedes están construyendo y, si la base no es firme, una pavada podrá derrumbarla.
Querida hija: la vida no es siempre color de rosas, ni será del color que ustedes sueñen o elijan.
La vida va a tener el color con el cual “realmente” la pinten.
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