Jonathan caminaba desprevenido por la calle, cuando de repente observo que se encontraba una diminuta espada de bronce encima de la acera, disimuladamente la tomo y la guardo en uno de los costados de la cartera, sitio que eso representaba un símbolo de la buena suerte, se imagino que era la representación mas idónea de contrarrestar las cosas negativas, que podían acontecerle. Transcurrían los días y la miraba frecuentemente. Esa noche le tocaba presentar un examen acerca de leyes en la universidad, se preparo con mucha entusiasmo y se sentía muy bien porque su diminuta espada lo acompañaba. Al momento de la prueba lo invadía mucha seguridad, respondió todas las preguntas con mas soltura de lo acostumbrado, su sentimiento de éxito fue aun mas amplificado cuando la profesora reviso su examen y obtuvo una nota satisfactoria, cosa que no era común en un estudiante regular como el, acostumbrado a pasar las pruebas con la nota mínima necesaria. A los días tuvo el valor de invitar a salir a esa linda muchacha Elena, a quien el nunca se había atrevido a decirle mas que un simple hola, todo esto para el era producto de su espada. Pero un día sin quererlo no encontraba la cartera, no entendía lo que le sucedió, suponía que pudo haber sido motivo de un cambio de pantalón o simplemente a lo mejor la encontraría dentro de su automóvil o quizás preguntando al dependiente de la ultima tienda que visito. En ese momento sintió que el mundo se le caía, lo único importante para el dentro de su cartera, era esa pequeña espada, insignificante para lo demás, pero capaz de hacer todo por el. Al final la cartera nunca apareció, pero el tiempo y sus éxitos cosechados a raíz de ese momento en todo lo que se ha propuesto le demostraron que el encuentro de su espada, solo marco un cambio de actitud en su vida. Que el poder y la diferencia simplemente estaba en la forma en que reaccionaba ante las circunstancias y la manera en que enfrentaba cada reto que ante el se presentara.