Fue en aquel sombrío puerto
de aquella tarde gris
donde nos dijimos adiós.
Abriendo paso a la enorme
odisea de la eterna soledad.

Al canto de la aurora, vino
la triste encrucijada a los
siete mares de la melancolía.
Zarpando con ímpetu hacia la nada;.
Nuestro destino casi ahogado
se veía en los golpes de aquellas olas.

Mar adentro sobre el profundo océano azul
todo lo habitado parece no tener
proporción, se pierde el sentido
la razón y las penas.Fue ahí en ese momento
que la calma me calo los huesos, levitando
en la ingravidez de las aguas lentamente..

Y así de repente perdí la vida
en busca de un nuevo viaje
tan largo como el universo
tan inmenso como el mismo;
levemente mi alma desapareció
entre la nada y la oscuridad deje de existir.