Vacío, mudo al final del día,
Derrotado, con largas horas
Cargando, arrastrando los pies
Por el suelo frío, descalzo,
Llego a ti, a tu sueño,
Me derrumbo a tu costado,
Casi muerto, de pronto crezco,
Te abarco, te inundo de mí,
De mi saliva y mi semen,
Te lleno de mis ojos, de mis manos,
De mi sed que te penetra,
De caricias, de sonrisas, de llanto,
Te deseo, te busco en cada sombra
Que te habita, en tu rincón más solitario,
Te encuentro y de nuevo vivo,
Más radiante, lleno de ti por todos lados,
Te poseo de nuevo, y despacio ahogo el grito
Que se asoma por tus labios, te beso,
Porque en tu boca no hay descanso...
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