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Parte 2


Capítulo 1

Habían pasado tres meses. La única región que había mostrado total resistencia era la de Antioquia, donde se cultiva el café más suave del mundo. Bacatá era solamente capital de la provincia de Cundinamarca, ya no era la capital del Reino de Granda, porque éste ya no existía. Medio país fue destruido por los bombardeos, un cuarto de la población fue diezmado. Por aquellos meses, toda la población se dedicó a reconstruir el país.

Ana iba de voluntaria a cocinar en un comedor comunitario que atendía a las personas que habían perdido sus viviendas y aún no les habían sido reconstruidas. La última vez que vio a las hadas fue el día anterior al bombardeo. Ana pensaba seriamente en confesarle a Sofía que aún era virgen y la forma en como estafaba a sus posibles clientes, pero inmediatamente se sentía mal por haberle ocultado a su hermana una forma de evitar vender su cuerpo. En aquel lugar, Ricardo, José y Diego también ofrecían servicios como voluntarios. José y Diego desde hace seis meses lidiaban constantemente por el amor de Ricardo, a sabiendas de que Ricardo podría no ser homosexual. Cierto día en un descanso para almorzar, José y Diego le regalaron sus postres a Ricardo, Ricardo recibió este gesto bastante sorprendido (y complacido, le regalaron postre favorito que era uno hecho de arequipe, crema de leche y pasta de galletas llamado pavé) al ver José la falta de originalidad de Diego en cuanto a mostrar su afecto (y viceversa) los dos retiraron sus postres de la bandeja de Ricardo y discutieron acerca de quién regalaría su postre. Ana, que miraba el espectáculo que de hecho le parecía bastante divertido, lanzó un interesante comentario:

-¿Y por qué pelean? ¿Quieren conquistar a Ricardo o qué?
-¡NO!- gritaron al coro los dos.

Ricardo estaba sonriendo por la pelea, pero apenas escuchó el grito de negación, la moderó un poco, aunque cualquiera lo habría hecho.

Miguel sin embargo, trabajaba en la universidad. El colegio de ciencias humanas fue el primero en reconstruirse y el comenzó a dar clases inmediatamente, algunos temas los dictaba de mala gana, porque Rosario le dijo que esos temas eran una mentira y de paso le dijo la verdad. Por ejemplo, decían que antes del Gran Invierno, los humanos estaban a punto de ser sustituidos por unos pequeños seres metálicos llamados “robots”, que ya habían aprendido a dirigir orquestas, dar la mano y hablar en varios idiomas. Rosario también le contó la historia de aquel emperador que ambicionó tanto. Ese emperador, nunca tuvo amplias extensiones de tierra, eso fue lo más interesante, porque ese emperador era el hombre más rico del mundo y nunca se contentó con su dinero, siempre quería más. Aquel emperador ocultaba su ambición con pequeñas obras de caridad, ínfimas comparado con la gigantesca cantidad de dinero que poseía. Varios años después, a Rosario le llegó la necesidad de ir a una cueva submarina que quedaba en una laguna donde nacía el río de Santos Reyes, una vez que llegó allá se durmió. Despertó, nadó río abajo y llegó hasta la ciénaga, donde le salvó la vida a Miguel. Rosario usaba una fórmula matemática interesante para saber su edad, el año actual y año en el que voló el primer aeroplano. Según sus cálculos, el último año en el que contó su edad fue 2084, y ella tenía algo menos de 140 años de edad.

En la casa de tía Rosa las cosas habían cambiado un poco. Al comienzo, la tía ofreció un albergue gratuito a los damnificados, pero cuando se dio cuenta de que algunos huéspedes, en vez de salir a buscar trabajo en realidad estaban trabajando, decidió cobrar el alquiler de las habitaciones. Sofía estaba empeñada en lograr que su hermana comenzara a estudiar la carrera, así que hizo lo posible para trabajar en la reconstrucción de la facultad de medicina de la universidad. Peleó mucho, pero logró que le dieran un trabajo como albañil. Los demás obreros se asombraban de ver la eficiencia con la que trabajaba aquella mujer, a pesar de no tener ni la mitad de la fuerza del más débil de los obreros. El edificio estaría listo en cuatro meses, de modo que Ana comenzaría a estudiar en el año entrante.

La tía Rosa tenía un primo llamado Fernando, de cuarenta años, que siempre llegaba a la casa a visitar a Rosa y ver si necesitaban algo. En los últimos días, Fernando parecía bastante pensativo, hasta que finalmente, en el desayuno, soltó una bomba:

-Voy a postularme a la alcaldía- dijo Fernando
-¿Estás loco?- respondió la tía Rosa, gritando, con los párpados tan abiertos que casi se le salían los ojos -¿Sabes lo que le hacen a la gente pequeña como nosotros cuando aspiramos a esas cosas?

La familia de ellos siempre había sido humilde, casi nunca tenían contactos influyentes, algún apellido de renombre o gran cantidad de dinero en cuentas bancarias. Sin embargo, eso no fue limitación para Fernando, luego de hablar con la tía Rosa y finalmente convencerla, fue a la alcaldía y puso su nombre entre los aspirantes. En una semana se sabría quienes iban a ser los posibles aspirantes. A Fernando le iría bien, ya que no tenía antecedentes penales y además siempre desempeñó su profesión de abogado muy bien. Cuando llegó el tan ansiado día, Fernando estuvo entre los cinco aspirantes, los otros cuatro venían de familias ricas, con apellidos, con tradición política. Al siguiente día en el desayuno, Fernando dijo:

-¿En qué me he metido?
-No es tiempo para arrepentirnos- dijo la tía Rosa –Ya veremos como nos las arreglaremos, podemos ser pobres, no tener influencias y familia de renombre, pero esta batalla la daremos por que la daremos.

Aquella era la razón por la que Fernando era el candidato con la menor popularidad. Faltaban dos meses para las elecciones y la tía Rosa convocó una reunión para definir un plan de campaña. Las cosas estaban muy difíciles, los oponentes de Fernando gastaban miles de millones en sus campañas y ellos no tenían para imprimir pancartas o folletos. La tía Rosa no quería tomar del dinero de sus sobrinas (y Sofía se opondría a usarlo en cualquier otra cosa excepto en la educación de su hermana). Decidieron pedir un préstamo al banco y tocar puerta a puerta para pedir contribuciones y de paso hacer algo de campaña. Los resultados fueron bastante fructíferos desde el comienzo, en la casa de al lado, Francisca y Josefina contribuyeron con una suma bastante alta a la campaña y se comprometieron a predicar las propuestas de Fernando. Algunas familias no dieron dinero, pero les encantaron tanto las propuestas que aseguraron su voto para Fernando. La elocuencia y la inteligencia en la forma de hablar de Fernando lograban un encanto increíble en quienes lo escuchaban, sin embargo, aún seguía siendo el candidato menos popular, hasta que comenzaron los debates.

El primer debate fue llevado a cabo en un colegio y la mitad de los asistentes eran estudiantes, la mayoría no tenía edad legal para votar, sin embargo por alguna razón, los cuatro candidatos rivales de Fernando llevaron comitivas que aplaudían cada vez que el aspirante al que apoyaban decía una de sus propuestas. En el debate, los candidatos expondrían individualmente sus propuestas y luego el público haría preguntas para los candidatos. Cuando el público empezó a participar, las cosas empeoraron. Basilio Rivera era el candidato con más dinero, más viejo y con mayor apoyo del público, aprovechó la ocasión para tratar de desprestigiar a cualquiera de sus oponentes y en vez de tener alguna consideración, decidió librarse del más débil, lanzando un comentario bastante interesante:

-¡Les pregunto a ustedes, el pueblo!- gritando al micrófono, como si el sonido amplificado con los gigantescos amplificadores del auditorio no fueran suficientes -¿Cómo eligen a una persona salida de la nada que a sus cuarenta años no se ha realizado?

Con “realizado” el candidato se refería obviamente a que Fernando aún no había amasado alguna fortuna. La comitiva de aplausos de Rivera aplaudió el comentario, aquel gesto caló tanto en los estudiantes que muchos, a pesar de que no tenían nada que ver con Fernando, les gritaron indignados que dejasen de aplaudir, unos incluso se pararon y exigieron a los candidatos que sacaran a las comitivas, otros fueron más atrevidos y los obligaron a pararse de sus asientos y a salir del auditorio. El evento terminó desastrosamente.

A la salida del auditorio, Rivera llamó a Fernando, ambos tuvieron una pequeña plática y Rivera le entregó un sobre a Fernando.

Capítulo 2

Hace varios años los automóviles dejaron de usar petróleo y se pasaron al metano, los barcos también aprovecharon este gas y además se ayudan con el viento, de modo que solo quedó petróleo para los aviones. En unos años los avances tecnológicos lograrían hacer volar a los aviones sin necesidad de petróleo, pero de todos modos lograrlo será difícil, tanto que ni antes de la decadencia se logró. Siendo las campañas políticas la muestra más fiel y explícita de la despiadada carrera por el poder a la que se someten los hombres, Rivera se valió de una estratagema muy simple para sacar a Fernando de la campaña. Llamó a un contacto que tenía en el poder ejecutivo en Bacatá para “notificar” que Fernando dejó la candidatura. Varias semanas después en el ejecutivo se sorprendieron de los informes que señalaban a Fernando como el tercer candidato más popular, y enviaron la carta exigiéndole que viajara a Bacatá a dar explicaciones. Rivera movió influencias en la oficina postal para que el se quedara con la carta, la mantuvo por unos días y para divertirse un poco, decidió entregársela a Fernando, siete días antes de que el poder ejecutivo diese la autorización para imprimir los tarjetones.

-Tengo que ir a Bacatá- dijo Fernando apenas llegaron a la casa de la tía Rosa.
-¿Cómo? ¿Por qué?- exclamó Rosa.
-Parece que Rivera jugó sucio y en el poder ejecutivo creen que dejé la candidatura, en siete días imprimen los tarjetones, tengo que ir a solucionar esto rápido
-Pero en un mes son las elecciones, ¿Por qué los imprimirán tres semanas antes?- preguntó Ana
-No tengo idea, pero sea como sea tengo que registrarme de nuevo, de hecho ya debería salir…
-Creo que deberías llevarte a Ana, ella debería conocer la capital, no va a ser una carga porque hasta donde tengo entendido, Miguel estudió en Bacatá…- dijo la tía Rosa
-Sí, ¿pero de donde sacaremos el dinero?- preguntó Ana
-He ahorrado de mi trabajo- dijo Sofía –les pagaré los pasajes.
-Oigan- dijo Miguel –los viajes por tierra a Bacatá están interrumpidos
-¿Cómo?- gritó Fernando
-Lo que pasa es que los bombarderos destruyeron tramos que conectan a la región del norte con la región montañosa- dijo Miguel –hay un camino por la provincia de Antioquia, pero las tropas de Gran Venecia bloquearon las vías de acceso. Solo podríamos ir en avión.
-En ese caso- dijo Sofía –Fernando irá solo.

En el aeropuerto, se llevaron una gran sorpresa. Siendo los aviones las únicas máquinas que consumen destilados de petróleo, el combustible se ha vuelto tan barato que los pasajes resultaron ser muy económicos, además mucha gente está viajando en avión al no poder utilizar las rutas terrestres. Con algo de dinero de más, los tres pudieron viajar en avión.

En el avión viajaba también la lectora de signos consultada por la tía Rosa. El avión despegó y los que se quedaron fueron a casa. En la ruta tenían que pasar por la casa de Fernando, cuando pasaron por ella vieron dos hombres de saco y corbata esperando. La tía Rosa y Sofía se bajaron del auto y les hablaron a los hombres.

-Somos del poder ejecutivo central- dijo uno de los encorbatados –los del gobierno de Gran Venecia decidieron que Bacatá ya no tiene autoridad para coordinar las elecciones y estas serán canceladas. Aquí tenemos una notificación para Fernando Rodríguez, para que no viaje a reinscribir su candidatura.

Por estos días los pretendientes de Ricardo también trajinaron un poco. Aprovechaban para hacerle favores y se peleaban por hablar con él. Cualquiera habría encontrado los tratos que tenían Diego y José con Ricardo bastante extraños, pero Ricardo, como era muy inocente, nunca se dio cuenta.

Ya en el avión, la lectora de signos, llamada Alejandra, le pidió a la persona sentada al lado de Ana que se cambiara de puesto por un momento. Alejandra se presentó y le dijo que el viaje que estaban haciendo era innecesario, porque las elecciones se suspendieron. Ana dijo que Fernando encontraría esto muy difícil de creer. Alejandra se quedó pensativa un momento y miró hacia una persona. Luego dijo:

-Van a secuestrar el avión
-¿¡Cómo!?- gritó Ana. Todas las personas voltearon a mirarla.
-Perdón…-dijo Ana sumamente avergonzada. Luego le pidió a Alejandra que le explicara.
-Aquel hombre-señalando al que había visto-es de Antioquia. Va a secuestrar el avión para llamar la atención a los de Gran Venecia. Allá al frente hay unos funcionarios de Gran Venecia. Dile esto a Fernando.

Ana hizo como le pidieron, Fernando, un poco confundido, intentó hablar con Alejandra, pero ésta había regresado a su puesto. Unos minutos después, el secuestrador se paró, tomó una de sus maletas, caminó hacia la primera fila y sacó una granada de su maleta.

-¡Escuchen todos!-dijo el secuestrador-¡Éste avión está tomado por la Fuerza de Liberación Antioqueña, no muestren resistencia! En este momento, el copiloto está guiando el avión hacia Medellín, hasta que el gobierno de Gran Venecia no se ofrezca dispuesto a negociar, considérense secuestrados.

El secuestrador sacó un aparato de su maleta y les dio instrucciones a los funcionarios Granvenecianos.

-Están llamando a Maracayé-dijo Alejandra-, una ciudad importante de Gran Venecia. Luego llamarán a la capital.
-¿Cuánto tiempo estaremos aquí?-preguntó Ana
-No va a ser mucho, no te preocupes que todo saldrá bien. Sin embargo nos esperan cosas interesantes.

Capítulo 3

La provincia de Antioquia es muy montañosa y muy fría. Debido al bloqueo por el ejército granveneciano, muchas personas estaban muriéndose de hambre y aunque la mayoría apoyaba a las guerrillas que ofrecían resistencia, los otros exigían que cedieran, porque esta situación acabaría matándolos. La región tenía una ventaja y era que estaba salvaguardada por una cadena montañosa que no le permitía a los bombarderos maniobrar correctamente, además no tenían la potencia suficiente para ascender y evadir las montañas. La capital de la provincia es Medellín, una ciudad gigantesca, y como segunda ciudad más importante estaba Cuarzal, que desde los comienzos de su historia ha sido considerada como un modelo de ciudad para el resto del país. Luego de muchas negociaciones entre Fernando y el líder de la cuadrilla que secuestró el avión, Fernando, Miguel y Ana pudieron salir de Medellín. En Cuarzal Fernando tenía unos familiares. Alejandra también fue autorizada para dejar la ciudad, sin embargo ellos no podían abandonar la provincia de Antioquia o si quiera acercarse a las fronteras debido a los combates entre las guerrillas y el ejército. Llevaban cinco días secuestrados. Los funcionarios de Gran Venecia les pidieron que trataran de solucionar la situación para ellos, pero Fernando les dijo que en sus conversaciones con el líder de la cuadrilla los tuvo muy en cuenta, pero como presos políticos no podía dejarlos ir así como así, pero que no se preocuparan, ellos no morirían en manos de la guerrilla.

Luego de cinco horas en bus, llegaron a Cuarzal. La ciudad era apenas más grande que Santos Reyes, pero era mucho más bonita y a pesar de la desgracia en la que vivían los Antioqueños, la nostalgia de los tiempos prósperos mantenía una ilusión que hacía pensar a quienes visitaban a la ciudad que era inmune a los problemas de hambrunas y desempleo. Los habitantes habían sobrevivido gracias al maíz, el café, la papa, los huevos y la leche. Los más ricos compraban fríjoles enlatados. La ciudad está construida sobre una montaña, en una pequeña planicie sobre la cresta está la plaza, frente a ella hay una gigantesca catedral gótica y en los alrededores están los edificios del gobierno. La ciudad crecía hacia abajo en las laderas, exactamente sobre la cresta está la avenida principal que recorre la ciudad de oriente a occidente. En la ladera que da hacia el norte, en la parte occidental están los barrios más humildes, mientras que en el oriente las casas eran tan grandes se necesitaba mucho concreto para que los cimientos disimularan la abrupta topografía. En la ladera que da hacia el sur, se localiza la clase media. Hace varios siglos, el ejército del Reino de Granada se enfrentó a una guerrilla que a pesar de la desaprobación del pueblo al que clamaban defender nunca cedieron en su lucha, luchaban por una causa perdida que ellos declaraban vigente. Aquella guerrilla desplazó millones de personas del campo a la ciudad y Cuarzal no fue la excepción. Para acomodar a los cientos de miles que llegaron del campo, se construyeron treinta bloques de apartamentos, aunque los edificios no eran una maravilla arquitectónica, porque su construcción era muy conservadora, de hecho fue el proyecto de vivienda de mayor envergadura que se haya construido en el Reino de Granada. Los familiares de Fernando vivían en un pequeño apartamento en uno de esos edificios y no había espacio para acomodar a Fernando y sus tres acompañantes. Alejandra se mostraba muy misteriosa y muy interesada en visitar la catedral.

-Bueno- dijo Margarita, una prima de Fernando –con mucho gusto los llevaría a la catedral, pero hay un inconveniente, el ejército granveneciano nos cortó el metano y hace meses que no hay autos circulando en la ciudad. Hay que subir por muchísimas calles y escaleras, luego debemos caminar por la avenida hasta llegar al centro. Ustedes vinieron de un sitio mucho menos frío que acá y no sé como se puedan comportar sus cuerpos.
-Tengo entendido que el teleférico funciona con electricidad- dijo Alejandra.

Y era cierto. Con los precios del destilado de petróleo en las nubes, los dirigentes de Cuarzal pensaron que llegaría el momento en que casi nadie se desplazaría en sus autos, así que intentaron imponer un sistema de transporte masivo. Un tren metropolitano era imposible por la abrupta topografía de la ciudad, así que la solución fue un teleférico.

-Es verdad, pero como se está racionalizando electricidad, solo lo usan para trasladar personas discapacitadas.- respondió Margarita.
-Yo quiero ir a la catedral- dijo Alejandra -¿Cuánta es la distancia de aquí hasta allá?
-Como un kilómetro subiendo, luego son dos kilómetros por la avenida. La subida la sentirías eterna- dijo Margarita
-Bueno- dijo Alejandra, con una expresión en su cara que denotaba mucha confianza- la escalada hasta la cima del monte Colón, en la Sierra de Santos Reyes es de cinco kilómetros a partir del último punto de descanso. Yo lo he escalado doce veces.

Luego de una larga charla, todos decidieron ir a la catedral. Miguel ya estaba acostumbrado al clima frío, Bacatá era mucho mas fría que Cuarzal. Fernando tenía una resistencia física muy buena y si Ana se desmayaba, tendría tres personas cerca para su auxilio. Se abrigaron bien, siguieron algunas recomendaciones de Carmen, la mamá de Margarita, y comenzaron la travesía.

Cuando llegaron a la catedral, Ana estaba devastada, Fernando y Miguel cansados por tener que cargarla desde que comenzaron el tramo de la avenida, Alejandra no pronunciaba una palabra y Margarita buscaba agua para darles a sus acompañantes. Luego de descansar frente a la catedral, Alejandra les pidió a todos que entraran y se sentaran excepto a Margarita, con quién ella hablaría por unos minutos. Fernando, Ana y Miguel entraron y notaron la presencia de varios agentes de la policía, y algunos soldados. También notaron que las imágenes estaban cubiertas por mantas, el Cristo Crucificado había sido retirado de su puesto y no estaba en la iglesia, algunos vitrales estaban destruidos y otros estaban pintados de blanco. No habían sacerdotes, los únicos civiles que habían eran un ciego, una sordomuda con un bebé y un loco. Entraron Alejandra y Margarita, ésta última les hizo un gesto a Fernando, Ana y Miguel para que se pararan y las siguieran. Margarita caminó hacia una entrada, salieron y al lado había una ventanilla, sobre ésta, estaba la palabra “taquilla” escrita con pintura negra. Diagonal a la ventanilla estaba una puerta. Margarita golpeó fuertemente a la puerta en la parte inferior derecha, luego golpeó sobre el cerrojo y la puerta abrió. Dentro había una pequeña estancia y una larga escalera.

Capítulo 4

En Santos Reyes, las cosas empeoraron drásticamente. Angustiadas por contactar a Fernando para notificarle la cancelación de las elecciones, Sofía y la tía Rosa enviaron telegramas, hicieron llamadas y lo peor, es que una amiga de la tía Sofía y de doña Francisca, que se ofreció para hospedar a los viajeros, mandó un telegrama avisando que Fernando y compañía no habían llegado. Los problemas entre Diego y José se agudizaron cuando ellos fueron un domingo con Ricardo al balneario, según Ricardo, ellos se la pasaron peleando y Ricardo se quedó esperando en el auto hasta que solucionaran sus diferencias. La Serpiente Emplumada no aparecía por ninguna parte, llegó tarde para darse cuenta de la última fatalidad. Ricardo se había suicidado ingiriendo veneno para ratas. Tantos años salvando a Ricardo de la muerte para que el acabara suicidándose. José y Diego no esperaron a echarse la culpa entre sí por aquel incidente, hasta que la mamá de Ricardo, Josefina, apareció llorando con una carta que encontró, escrita por Ricardo antes de suicidarse.

“En el momento en que lean la carta yo ya estaré muerto y por desobedecer los mandamientos seguramente estaré en el infierno. Pero no se preocupen por mí. Estos últimos meses han sido todo un infierno para mí, así que ya me he acostumbrado al infierno. No he dormido en los últimos cinco días y en esos cinco días pensé bien mi decisión.

Cada día siempre sucedían cosas tan extrañas que parecían estar conectadas entre sí, cada noche antes de dormir pensaba mucho y luego de tanto pensar me sentía bien conmigo mismo, pero al siguiente día sucedían cosas que me hacían pensar lo contrario. Por meses estuve en un vaivén de pensar bien para evadir un mundo terrible y de escuchar comentarios que me mostraban la crueldad un mundo que no está hecho para mí y millones de personas como yo.

Hace poco atraparon a unos pastores cristianos, sindicados de cometer asesinatos. Primero, como predicadores de una religión de paz y amor no tenían derecho a acabar con la vida de las personas, aún cuando aquel tipo de personas es repudiada por la Biblia. Aquellos pastores asesinaron a hombres y mujeres que en contra del mandato divino amaban a los de su mismo sexo. Madre, yo soy uno de esos maricas.

No me casaré con una chica bonita, no te daré nietos, como soy no puedo aportarle nada bueno a la sociedad. Analicé todas las posibilidades y así siguiera vivo, solo te causaría sufrimiento, y me causaría sufrimiento a mí mismo, así que decidí acelerar mi llegada al infierno suicidándome.
Diego y José, les confieso que me enamoré de ustedes, lástima que no pueden amar a un hombre.

Ricardo Antonio Daza”

Diego y José estaban aturdidos y se miraban sorprendidos. Volvieron a pelear. Josefina lloraba desconsoladamente, sus gritos llegaron a la casa de al lado y fueron escuchados por Sofía y la tía Rosa, quienes tras de que estaban preocupadas por Ana, Fernando y Miguel, ahora se unirían a las penas sufridas por los del hogar vecino.

Por esos días había comenzado una ocupación militar por parte de soldados granvenecianos, quienes desmantelaron las iglesias, sacaron los crucificados, cubrieron las imágenes y rompieron los vitrales. Y lo más interesante, fue que en nombre de la iglesia católica, los sacerdotes y curas fueron excomulgados. Luego de tantas lágrimas y sufrimientos, todos los habitantes de Santos Reyes fueron llamados a las iglesias y cultos a los que asistían. Josefina, la tía Rosa y Doña Francisca tomaron el cadáver de Ricardo y lo pusieron sobre la mesa. Iban a llevarlo a una funeraria, pero los militares granvenecianos exigían la presencia inmediata de todos los ciudadanos en sus iglesias.

En todas las iglesias, católicas, evangélicas, protestantes, bautistas, mormonas y varias otras, estaban los militares. Frente al jefe de cada grupo, había una placa de metal en el piso, en esta se había modelado a un Jesús crucificado. Los militares exigieron a todas las personas que hicieran una fila y una por una juraran pisando la imagen de metal que eran ateas. Nadie lo hizo. En las iglesias católicas, los jefes sacaron una carta, firmada por el papa en el que se negaba la existencia de Dios. En aquellas iglesias se habían formado revueltas, gente gritando y exigiendo explicaciones. ¿Tanto tiempo creyendo en mentiras? Nadie negó su fe. A nadie le importaba, nadie se paró sobre la imagen metálica del Hijo del Hombre para declarar que gran parte de su vida había sido desperdiciada. De pronto, unas ancianitas comenzaron a recitar el credo católico. A ellas se les unieron poco a poco todas las personas que estaban en la iglesia. Los militares exigían silencio, cuando comenzaron a amenazar con las armas, las personas alzaron su voz y de pronto, comenzó soplar viento, aquel viento retiró las mantas que cubrían a las imágenes y las personas, viendo aquel milagro, recitaron aún más fuerte el credo. Las mantas volaron hacia los militares y taparon sus armas.

En las iglesias protestantes, todos se arrodillaron y oraron juntos el padrenuestro, en una de aquellas iglesias, un joven osado salió del tumulto, tomó la placa de metal, la alzó sobre sus brazos y comenzó a gritar el padrenuestro. Las personas se pararon, alzaron sus brazos y gritaron la oración. Los militares intentaron disparar sus armas, pero no respondían. Las recargaban, pero no disparaban.

Lo mismo sucedía en miles de iglesias en todo el mundo.


Capítulo 5

La larga escalera oculta de la catedral de Cuarzal acababa en un cuartito con una puerta. Margarita hizo la misma maniobra que hizo con la primera puerta para abrir esta. Entraron y caminaron por un pasillo donde se veía la nave central de la iglesia. Luego vieron unas escaleras en espiral, las subieron y salieron a una terraza frente a la torre más grande de la catedral. Frente a aquella torre estaba un hombre. Aquel hombre volteó su cabeza y sonriendo dijo:

-¿No es irónico, que una guerrilla intenta detener las fuerzas de Gran Venecia, pero el emperador de hecho, está dentro de la región que tan fieramente defienden las guerrillas?

Todos miraron a aquel hombre, ¿qué les estaba diciendo?

-¿Y lo más interesante, es que el emperador está parado frente a ustedes?

Todos abrieron la boca del asombro. Alejandra prosiguió:

-¿Explícame bien por qué decidiste emprender esta campaña expansionista?

El emperador sonrió, miró hacia el piso por un momento mientras reía un poquito. Alzó la cabeza y miró fijamente a Alejandra, luego dijo:

-Estas zonas son conocidas por que sus habitantes son muy creyentes. Yo no soy el único loco, el Coloso del Norte está conquistando a Centro América y lo mismo sucede en el País de Plata. Mis fuerzas ya han conquistado el norte de este subcontinente. Mediante ocupación militar, les haríamos negar a los creyentes su fe.
-¿Por qué?- preguntó Alejandra

En aquel momento subieron los soldados que estaban dentro de la catedral, cargaron sus armas y esperaban la orden del emperador para matar a Fernando, Alejandra, Ana, Margarita y Miguel.

-Como de todas maneras saldrán muertos de esta, les diré. Todo ha sido un plan de las Naciones Unidas para tomar el control de todos los paises y lograr la paz absoluta. Acabando con los perjuicios religiosos, haríamos un paso muy largo, desde la decadencia se han infiltrado funcionarios de las Naciones Unidas en el Vaticano y luego de planearlo muy bien, lograron desbaratar muchas doctrinas católicas. También desarticularon iglesias protestantes, han desprestigiado a rabinos e imames. Hace un mes le ordenaron al papa admitir que el Dios de Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma no existe. Luego delegaron a funcionarios de las Naciones Unidas para poner al tanto a los dirigentes que comandarían las campañas expansionistas como yo. Al comienzo fue difícil aceptar las cosas, pero decidí acatar las órdenes. Algunos fueron asesinados porque no querían hacer parte de este complot. Actualmente, mis soldados y los de los dirigentes elegidos, están llevando a cabo el primer paso del plan.

Luego de una corta pausa, el emperador prosiguió:

-Yo soy totalmente ajeno a lo que estoy por contarles. Verán, hace varios siglos, hubo un emperador que ambicionó tanto y fue el responsable de la decadencia. Aquel emperador, que no poseía tierras sino grandes cantidades de dinero, se le antojó tener el mundo a sus pies. Acabó controlando las Naciones Unidas, pero no era suficiente, ya que nadie le hacía caso a las Naciones Unidas. Por eso ideó este plan. Sin embargo murió y solo hace unas décadas los altos funcionarios de las Naciones Unidas decidieron llevar a cabo el sueño de aquel emperador. Cuando logremos la paz y el ateismo absoluto, del Vaticano aparecerá una persona que simulará ser un enviado de Dios. Aquella persona está siendo preparada para enfrentar lo que sigue. Hace unos meses pudimos atrapar a unos pequeños seres humanos con alas de insecto. Aquellos seres conocen muy bien la forma en que funcionan los sueños. Cuando la Biblia dice que Dios nos creó a su imagen y semejanza, no quiso decir que Dios era como un humano. Dios es nada más y nada menos que la mente del Universo, algo que mis mentores llaman “Macrocosmos”. Cada humano es un microcosmos independiente. Mediante los sueños podremos unir todos estos microcosmos, le demostraremos al Macrocosmos que nosotros mismos traeremos la paz sin necesidad de demonios y jinetes que traen miserias y desastres.

Las palabras que pronunciaba el emperador quitaban el aliento. En aquel momento, apareció un policía con una carta. Se la entregó al emperador y al terminar de leerla su expresión facial daba la impresión de que él estaba frente al diablo. Después de eso, los soldados se miraron los unos a los otros, luego se desmayaron. Sus cuerpos comenzaron a podrirse. La carta decía que todo el montaje fue cancelado, porque los creyentes se rehusaron negar su fe, y “misteriosos sucesos” no permitieron que los soldados mediante la fuerza lograran sus objetivos. Como resultado de eso, los soldados, que habían sido los conejillos de indias para el proceso de unión de los microcosmos, morirían en aquel momento. Aquel era el atributo casi demoníaco que les permitió soportar el inclemente frío de las cordilleras, todos pensaban lo mismo, todos tenían el mismo objetivo.

El emperador les ordenó a los civiles que se fueran. Afuera de la catedral, la gente gozaba porque la lucha había terminado, las guerrillas avisaron que los soldados granvenecianos “cesaron el fuego misteriosamente”. Los víveres ya habían comenzado a llegar, al igual que el suministro de gas metano.

Al siguiente día, Fernando y compañía partieron hacia Bacatá, para agarrar el vuelo de regreso a Santos Reyes.


Epílogo

Como ven, amigos, los seres humanos creemos estúpidamente que algún día llegará la paz absoluta. Todos somos personas individuales y diferentes, nunca habrá un día en el que todos convivamos en paz y armonía, la única paz que podemos conseguir es una en la que vivamos conviviendo con nuestras diferencias, sin imponer pensamientos, igualmente, no podemos ignorar nuestras discrepancias, el día en que entremos en conflicto por ellas, solo tendremos paz cuando logremos solucionarlos de la mejor manera posible.

Texto agregado el 20-06-2008, y leído por 115 visitantes. (0 votos)


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