Pasan los días y las horas
peinándose en los años,
sin límite, contemplando el tiempo...
Sólo las penas y el contento,
de vez en cuando,
pellizcan el pensamiento.
Y así como el zurrón de la castaña
se rompe, dejando el sabroso fruto al descubierto,
asimismo, se abre el alma al entendimiento;
cuestión de tiempo.
El mar se turba y el mundo se confunde
El viento pasa, expandiendo sus cabellos,
esperando que la noche le suspire
al oído un dulce canto,
mientras espera que el velador del alba
trine de emoción, como gorjea el pájaro.
El cielo lagrimea y las estrellas se duermen
de amor y pena.
El sol pleno de luz y claridad renace,
la luna se oscurece y, de ternura, se nubla y apaga.
Tierra y agua, con ansia ardiente, se desperezan
y el bosque se engalana de belleza
Y yo todo lo miro
subida a esta tribuna que es la vida.
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