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Me mantengo despierta.
No he dormido en tres días.
Aún estoy al lado del teléfono.
Y nada de ti.

Un llamado.
Una palabra.
No he dormido.
No he parado de pensar en ti.

He revisado el cable del teléfono cerca de veinte veces por día mientras que en la noche lo acaricio como a lámpara de genio atrapado.

He ensayado lo que te diré si me llamas, y he llorado con quejidos silenciosos.
He escrito poesías aturdidos por lo que me sucede.
Nadie me dijo que amar y esperar era tan doloroso.

No creo que llames, la verdad no lo creo,
pero asumirlo... Asumirlo es partirme el alma.





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paulina