Inicio / Cuenteros Locales / chirimbolero / El cuarto del bandoneón melancólico
En Berlín hace frío. Miro por esta ventana que impide que en mis ojos choque ese viento intrépido que abraza la base de mi termómetro y termina pidiendo auxilio en el vidrio que me aísla de la ciudad nocturna. La ciudad parece descollar con sus rojos, naranjas y azules jugueteando en mi rostro, iluminando cada pliegue sin dejarme ver las estrellas colgadas de un cielo que se nubla hace días.
En Berlín hace frío, las nubes pesan y las estrellas no existen. El ruido citadino se aplaca allá abajo. “El desarraigo es sólo un estado de ánimo pasajero que se anticipa al olvido tranquilizador”, intento convencerme. La memoria se oculta entre las nubes. Mi lengua se cristalizó en el pasado; la rigidez del deustch atraviesa como relámpago sin mayores preámbulos.
Quisiera desenchufar la ciudad, que todo quede oscuro, que las linternas y las luces de los automóviles salpiquen gotas de iluminación frágil; que el viento sea más fuerte y se lleve las nubes para el sur que la suerte me deje ver las estrellas.
Bandoneón melancólico; radio antigua; marca alemana. Melancolía. Me devuelvo a la ventana y todo sigue tan nublado como antes; el viento prosigue con su golpeteo, inclino mi cabeza –una vez más- hacia atrás, transformo mis ojos en ranuras. Nada.
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Texto agregado el 18-06-2008, y leído por 128
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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18-06-2008 |
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Tu texto transmite fielmente un estado el estado de animo del que esta lejos,quizas solo y con una gran carga de melancolia. chapicui |
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