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El pibe de Fiorito
Ahí esta el pibe de Fiorito, el que no se discute.
El que es Dios.
En los tablones de la cancha del “Bicho”, una hinchada antigua, resaca de desaparecidos, a fines de los ’70 se desgañita con: – “Maradona no se vende/ Maradona no se vaaa...!/ Maradona es del barrio/ del barrio La Paternal...! – Y en el verde, en la gramilla, su majestad “El Pelusa”..., reinando.
Hace jueguito con una pelota de papel, es increíble.
Lo que hace es fantasía.
Los ojos no alcanzan, los ojos junto con el resto de los rostros sonríen, sonríen por el placer de verlo, de tenerlo.
Es la esencia.
Y la súplica fue en vano, no sirvió de nada.
El mundo va muy rápido, se fue.
Se rajo del barrio.
Lo siguieron teniendo, pero no le llegaban las caricias. Eran muchas las caricias, y él no reconocía las manos.
Y la gloria existió. Él nos mostró la gloria. La sentimos. Pudimos asegurar que era Dios.
Y ahí comenzó el jueguito con otros “papeles”.
Y ya no fue él.
Fue el juguete de los recuerdos, de los videos de su magia.
Un replay.
Fue el pobre Pinocho malherido, herido en la nariz.
Un arlequín rechoncho, quebrado. Con un corazón enorme, pero en el que no entramos todos.
No puede. No aguanta.
Lo bajaron en el área. En el área de estacionamiento de una clínica diez. Diez estrellas.
El chofer de la ambulancia estuvo en la cancha del “Bicho”, el día del debut contra Talleres en el ’78.
El también era un pibe.
No olvidará en su vida el corto viaje. El trayecto. Lo ofrecerá mil veces a sus conocidos, cada vez con más detalles.
Sentirá que ese fue la tarea por la que vino a la Tierra.
Él condujo a Dios.
Ahora como Jim Morrison, como Hendrix. Se aspira con su propio vómito.
Los ángeles no lo reconocen por un momento.
Le dan la espalda.
Luego sí, ya en el respirador mecánico. Inmóvil, con un tubo de silastic en la tráquea.
Pero ya no es él.
Y en la calle comienzan a caer cuatro gotas locas, y hay una multitud en la vigilia. Frente a la clínica.
Dejan carteles. Una imagen de Cristo con la celeste y blanca sobre el pecho. Con el número diez.
El gauchito Gil con la de Boca.
Oran.
Peregrinan.
Y en este insomnio se suman “los medios”. Agregando la histeria. También una turba, pero de todo el mundo.
Movileros.
Prensa extranjera.
Me hace decir que no solo en la Argentina hay imbéciles.
El sofisticado equipo electrónico lo controla. Con sus ruidos sincopados.
Sus alarmas.
Los censores se pegan en la piel que se erizó al recibir las ovaciones.
Los trocars la perforan, a la piel que sintió los abrazos interminables. Y las drogas lo duermen, y lo ayudan a latir.
Benzodiacepinas e inotropicos.
Y como se mezclan con esto las gambetas, donde poner los festejos con puños apretados.
Donde queda el toque de primera, cuando el bobo no quiere más lola.
Y en la calle no falta quien le ofrezca su corazón. Lo aseguran. Y se imaginan su corazón (el de ellos) latiendo en el pecho de Diego.
Manteniendo vivo a Dios. Pobres mortales, ignorados jugadores de bolitas.
Parece mentira, dice una señora con una estampita en las manos. Teniendo todo, no tiene nada.
Ellos no pueden ser como pibe de Fiorito, el que les ganó a todos. El que les pintó la cara.
El dueño de la perfección.
Al que le llegó la falsa inmortalidad, y también todo el dinero. Y todos los amigos nuevos.
Pero que puede hacer ahora...?
Ahora que está más solo que nunca, sin que nadie lo marque.
A pesar de la multitud en la calle.
A pesar de la vigilia.
Ahora solo trata de ser el más rico del cementerio.
Y él más glorioso.
Nadie lo puede parar. Como la defensa inglesa, saliéndole de a uno.
El héroe logró igualar a Dios. Se lo hicieron sentir.
Lo vimos.
La gloria fue solo presente. Mientras tubo el contacto con la de cuero, ahora plastificada.
El futuro es un atardecer en la villa. Un sol que se va perdiendo entre las casillas.
El pibe nunca salió de Fiorito.
Lo escribimos juntos, con Daniel Horacio Gomez(2004)
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Texto agregado el 23-04-2004, y leído por 509
visitantes. (7 votos)
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Lectores Opinan |
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18-04-2007 |
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Me encantó! mechitagarcia |
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06-04-2005 |
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"Tordo", lo tuyo no tiene desperdicios. Más te leo, más ganas me dan de seguir leyéndote. Todas mis estrellas para este texto.
vaerjuma |
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06-04-2005 |
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Hermano, me emociona leerte. Por el fútbol, por Maradona, por la vida. Un abrazo
victorio |
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25-06-2004 |
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No solo es bonito, es real como la vida misma, donde los jugos de esa celestial deidad, con esos dones manifiestos, maravillosos, son aspirados por los golosos de turno, por los buitres, por los NUEVOS AMIGOS y donde esos otros "papeles" nos enseñan lo vacía de esa vida, de ese renegar del barrio (no, no es renegar, es dejarse arrastrar) a costa delo que sabemos... Yo siempre pensé que el mejor jugador del globo era este pibe...siempre. "Él condujo a Dios" me resuena esta frase en la cabeza una y otra vez, no sé si por la dualidad que me ofrece, soy muy travieso, y sólo imagino ahora a Maradona dirigiendo la pelota...En fin, un texto sobre el que hablaría mucho, mucho pero que no puedo hacer. Magnífico amigo, muchísima esencia vertida en este texto y muchas cosas entre líneas, ya digo, para hartarse de hablar. Bien hecho!! Ahhh!!! y por supuesto que no sólo en la Argentina hay imbéciles!!! esa frase es más grande de lo que cualquiera se pueda pensar, por lo poco que sé de vosotros y de vuestras gentes... LoboAzul |
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13-05-2004 |
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Este final refleja esperanza....gracias por la modificacion periquetas |
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