A la Corte de un Rey de un país mediterráneo tan alegre como divertido, lo cual quiere decir trágico por necesidad, dos jóvenes intrépidos que vivían en una casa de campo, solicitaron audiencia. Acusaron al propietario de un melonar de haberlos perseguido a tiros una noche.
---, Nos podía haber matado, se lamentaron.
Hizo comparecer el Rey al propietario del melonar, un hombre de falsa apariencia física, encorvado y viejo. Este, acompañado del mayor de sus nietos, se acercó lentamente hasta situarse ante la augusta presencia.
Preguntó el Rey - ¿ Habéis disparado contra estos jóvenes ?-
---, Sí, Majestad respondió el anciano por tres veces...
---, Aceptáis entonces vuestra culpa ?
---, Es culpable quién defiende su propiedad de los ladrones ? respondió a su
vez el encanecido
--- ¡ Es ciego !,- le advirtió a su Majestad un cortesano.
---, El acusado, después de oírle respondió; soy ciego pero no sordo...
--- Y si sois ciego, a quién disparabais ? preguntó de nuevo el Rey
--- Al aire Majestad respondió el ciego...
Roberto Bores Luís
P.de A. 25-10-96
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