Santo o mártir, amando al populacho
fuiste otra voz que clama en el desierto,
era tu paraíso un culo abierto
y tu Gloria mamársela a un muchacho.

Sùmum de libertad del hembramacho
que es capaz de pescar en el Mar Muerto
y retornar feliz de nuevo al puerto
con olor a Tritón bajo el bombacho.

Aún resuena la voz de Katzanzakis
y en el Bar de Rajesh muchachos pakis
siguen vendiendo amor por diez centavos.

Sigue la Gran Ramera aullando en Roma
mientras los libertarios de Sodoma
copulan con la cola entre los rabos.