Quique: (apenado) Una naturaleza inventada dentro de un escenario teatral, aquí nadie tiene padre ni día que festejar, solamente la atmofera plagada de frustración,
el aire caliente de las adquiridas luces que salen de la parrilla, o el olor a comediantes cocidos al vapor del sudor y del aliento. Pero igualmente sentimos alegría de estar determinados por un texto,
y tambien de una marcación que es como una orbita preestablecida.
Esta vida en el organigrama, es algo de tamaño más pequeño que la vida real pero equivale a un refugio donde poder estar hasta perecer.
Cintia lo es todo para nosotros, la razón del porqué, nuestro Dios (hay que optar por alguien)
o sencillamente la protagonista de la historia de nunca acabar, puesto que este espectaculo es eterno, siempre vuelve a comenzar.
Yo tuve la osadía de escapar para ir a la cancha a ver empatar a la selección sobre la hora,
sabiendo que Cintia Bermudez cubriría el tiempo con un extenso monologo, que inclusive duraría más de la cuenta ya que tiene una gripe insipiente, pero peste al fin, que hace que su voz salga lentemente de sus labios, entonces deduje,
ella será el sol de un día interminable,
y yo marioneta de ventrilocuo, una sombra que escapa en autobus en busqueda de sana recreación, perdonen, pero mezclada con adelantado one patriotismo por esas fechas corridas que tantisimo joden a la memoria.
Apenado por lo Charly García (un coctel de pasta con alcohol no puede acabar con tu destino cual veneno para ratas, no puede.) paranoino por pensar que un aparato represivo lo hunde de exprofeso en las tinieblas de la verdad,
huyo del ostransismo del aburrimiento que es una esclavitud enlatada en la canción del Che.
A un grupo comandado por el angel de Cintia,
dejé atrás por ufanarme de revelde valentía,
lejos como una estela de vicio que desemboca en la ruleta de un bingo, en aquel espacio de tiempo de mis ansestros renacuajos.
Siento que soy parte del oxigeno celeste,
de este frío de tono clara mañana;
Ahora que sus palabras son la galaxia única,
a escepción del mueñeco en el estadio,
esas palabras alaban otro corazón que no es el mio. (sino mas bien el de otro muñeco de cartapesta). |