lo que más extraño de Lima, es el desorden y las tertulias con Carlos, sentados en el bar de un hotel al fente de la plaza con nombre de heroe de la independencia, describiamos que fue del uno y del otro cada dia y en cada solvo de pisco era una aventura interminable, inlcalculable, tan lleno de los dos, quiza el licor no era el motuvo principal de la reunion, si no era sentir que interactuabamos en un do mayor hacia una fraccion musicalmente bella, para luego sumergirnos en el mar de la calle, que entre vendedores, tipos que llaman para hacer tatuajes, policias , turistas, sentirnos identificados con cada personaje, si, extraño esos tiempos en que mi mochila pesada era toda mi pertenecia y el tiempo no era cruel y podia sentarme a ver el tumurto y feliz, una tarde. Ahora todo es diferente, aunque la esencia sigue igual, ya volvere, espera por mi Lima! |