Es terrible la imposibilidad de crecer a estas alturas,
espantoso no poder aplicarse un suplemento verdadero,
anchar espaldas a juego,
calzarse en una buena barca,
y soñarlo,
me sabe a poco.
He intentado todo.
Hablé con el big bang,
Grité, casi implore a las extrañas formas de vida que en principio fuimos,
Les dije: Málaga, viaje de novios, ambos bajitos,1974.
Susurrad dentro, por si acaso, como un coro entre formaciones milagrosas, transformaciones, alegres como la primera ola que llegó a besar la arena del mediterráneo ya exhausta de tanto mar y se hizo espuma:
¡ Quisiera ser tan alto como la luna ay ay¡
Por si bailaran los genes, por si brindara Mendel ante la sorpresa de un nuevo descubrimiento, música y genética, el hombre guisante feliz.
Pero no.
A las siete y media ya estaba de nuevo pidiendo un bocadillo de filete con mayonesa en la panadería; y luego, en la parte trasera de un coche, otra vez el mundo se detiene y no oigo voces, las ideas brotan desde un lamento; aquel niño que fui ( que soy) no me responde y eso que soy yo mismo en su futuro: “ tio, toma leche, mucha mas leche, tienes que crecer más, mira los yogures de macedonia de la primera estantería de la nevera. Nooooo bollicao nooooo. No hay nada que hacer ¿ En que estará pensando, sabría de ti? Se rasca la cabeza y engulle con ojos ufanos su manjar, aprobó todo y tiene muchos positivos; solo le falta tener más tino jugando a las canicas.
Mis manos se desgastan toda la mañana y sigo soñando,
La música ensancha mi alma solo mi alma y bailo entre gigantes,
Pero cuando recuerdo:
Me gustan los hombres altos,
Miro a un lado y a otro y el cine esta vacío,
Mendel se ha bebido un barril de cerveza,
Solo me queda la remota posibilidad de acampar en tu pecho de día,
Y viajar de noche como hormiguita por tu espalda.
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