Primero lloramos y después seguimos. Esta es la trayectoria de todo ser humano. En el día de nuestro estreno en el mundo, al nacer, para que sepan que estamos vivos y que llegamos bien, necesitamos derramar lágrimas. Caemos en llantos porque nos han despertado de manera brusca de nuestro sueño profundo, y nos quitaron la tranquilidad que teníamos.

Enseguida, somos mecidos por brazos cariñosos y llenos de amor, y de vez en cuando escuchamos a alguien decir: "¡Que bonito!", "¡Que gracioso!", "¡Di dada para el papi!", ¡"Cosita rica de mamá!"...o entonces hacen cosquillas en los pies, aprietan las mejillas, besan el rostro... ¡aiiii, es una fiesta!

De esta manera, la vida va pasando hasta que tú puedes andar y la madre pasea contigo de la mano. Tú descubres que los pies son la primeras señales de independencia y la posibilidad mayor de descubrir el mundo... la vida. Saltas el muro, corres y espantas las palomas de la plaza, bailas, te sacudes, chutas la pelota y abrazas el día a día.

Súbitamente, te ves parado en una encrucijada, y no sabes que dirección tomar. Tú te preguntas: "¿Que os pasa a vosotros pies?"

No responden y percibes que la decisión es tuya, tú decides adonde ir, cuales caminos quieres recorrer, que rumbo tomar en tu vida...tus pies ahora están bajo tus órdenes.

¿Que pasó? ¿Miedo? ¿Indecisión? ¿Inseguridad? Tú te interrogas: "¿Dónde era aquel lugar que yo dormía?, "¿Dónde están aquellos brazos cariñosos?", ¿Mi madre no caminaba de la mano conmigo?", "¿Algo ha cambiado?"

Escuchas la respuesta en el íntimo de tu ser, y la comprendes.

Te haz convertido en adulto y tienes un camino a seguir...

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OBS.: Este texto hace parte del libro:
"Voz del Alma" – Autora: Rosimeire Leal da Motta
Editora CBJE - RJ - Noviembre/ 2005 - Poesía y Prosa.
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