En tu nombre, abriéndose en mí,
viene otra aurora,
frío el cielo y la noche,
penumbras, cerrazones,
nubes lentas corriendo por la espalda
del mundo.
Albas manos
tocando oscuros centros,
soy deseo y llovizna de emociones.
selva y mar,
llano, estepa,
vagabundo solsticio en la inocente y salina
procesión de sueños.
Ávidas mis pupilas
van buscándote, a tientas y en la pura tentación
de perderme en tu cuello
aspirando tu llegada.
Vienes siempre a mis brazos
- cada noche es un puente que nos une
hasta la noche nuestra, sin el puente -
ay de mí si no fuera de esta espera
en que nazco y no muero por tenerte!
Déjame reposar en tus pupilas
mientras tu nombre abisma
sutilmente
mi cuerpo como pluma mecida por la brisa
atravesando suave el campanario
donde la hora marca tu llegada.
Déjame ser tu causa, tu elemento,
quedarme entre los más puros recuerdos
que traen tu sonrisa hacia los labios
enredada en un beso que se posa en el aire
y nos encuentra
uno en abrazo cierto,
uno en un sueño mago,
uno - los dos - si, uno,
caminando la noche que habrá de amanecer
y no habrá frío o nieve,
huracanes ni sombras.
Tu Nombre es ese cauce de la causa
en la que mi amor se vuelve niño
para anidar en tí, Amor sin tiempos,
eco de mis señales,
mi motivo.
|