Con silencios me escribes el poema
que me dice te quiero,
que me abduce
al territorio mago de tu risa
que dibujo en mis sueños.
con fantasías dulces
vas provocando el aire a mis pulmones,
el respiro a mi centro,
la sangre a mis arterias,
el oxígeno al aire
que viene haciendo vivo el cuerpo inquieto
por ser en la caricia de tus manos.
con palabras que dices sin distancias
- vas abriendo mi mente y mi retina
busca tu luz primera al despertar -
aprendo ese lenguaje en que eres mudo
y yo en sordos latidos siento dentro
del pecho que se agita por pensarte.
Abrimos un camino al horizonte
vasto, limpio, incipiente,
y en los páramos
la hiedra va besando cada muro
que se hunde ante el deseo que nos ata.
Ven a buscar mi boca,
y hazme tuya,
deja que me redima en ese beso
que has guardado por siglos para ungirme
con la caricia tibia y generosa.
Mujer para tus manos,
arcilla que levantas de las sombras
para que te acompañe cada noche,
y Hombre que me abismas
al talle del deseo
en el que aprendo ese sentir tan silencioso.
Como se abre en el surco la semilla
abierta estoy a tí,
para ese tiempo de segar las espigas más brillantes
y poblar de arco iris nuestro lecho.
Llueve en mis manos sal de sensaciones
despiertas en el eco de tus dedos.
Mago de mis gemidos,
Hombre mío, que me haces más Mujer en todo el cuerpo
que, sabio, va esperando que recobres
la piel, la piel, el aire, el fuego, el viento
- soy la Naturaleza en tu Universo
y eres el Universo que me abrevia -
Cada noche es un cuenco
en el que van cayendo, gota a gota,
todos nuestros deseos.
Y si morir es despertar apenas
hasta que llegue el alba del encuentro
vengo feliz, muriendo cada día,
esperando el regreso. |