Juguemos a ser reyes...., me decía Laurita, con esa sonrisa llena de dientes y gomitas, para controlar una pequeña imperfección que tenía en el nacimiento de su lengua, o algo por el estilo.
Y les cuento que era la única cosa “imperfecta” en ella, porque el resto, si no era lo que se llama perfecto, lo disimulaba muy bien.
Menos mal, para mí, por supuesto, que aun éramos niños, porque luego de la pubertad, nadie en su sano juicio hubiese podido evitar sucumbir a tal dechado de virtudes femeninas.
____dale ..., juguemos¡¡, vivimos en el castillo de la tía Chela y vos sos un caballero cruzado, avezado en justas de lanzas y espadas. Yo soy la princesa aburrida, caprichosa y consentida, que vive en una “nube de pedos”
....y chau!! Al diablo toda la fantasía que creaba en mi cabecita mientras la miraba embobado acomodarse el vestido y flotar con una gracia digna de algo mas divino. que humano.
Tenía esa mezcla única de hada mágica nívea y volátil, con marimacho brutal capaz de ahuyentar al más osado de los ogros malos.
Pero, cualquier acto vulgar, podría en ella quedar como una maravillosa excentricidad y acto siguiente, en derredor estallarían las risas, y la consecuencia sería siempre aprobación generalizada.
Todo en ella era único y perdonado.
De más esta aceptar que estaba enamorado hasta el caracú, si es que en el caracú, están las hormonas que producen las cataratas de testosterona que me dejaban ahogado y patitieso, ante ella y su fantástica locura. Inocente y maquiavélica, el ángel y el diablo, en su punto justo, y yo, una maza gelatinosa en sus manos.
Crecimos….., y por suerte para mí. Un día se fue y ya no volví a verla.
Su familia se mudo, esperaba que al Polo Norte, porque preferí no saber más de ella a cuentas de que podría haber llegado a declarar la guerra, a quien y donde sea, solo por enterarme que osaron mirarla sin la necesaria y prudente, pureza.
Y vale entender que en verdad hubiese sido un adversario peligroso, debido a mis ya vastos conocimientos en el uso de lanzas y espadas para esos tiempos.
Al irse, nació en mi una cualidad única, extraña, algo parecido a un estado crónico de melancolía y alivio de no tener que sufrir viéndola crecer,....y desarrollarse.
Pero también fue mi karma. Nadie era comparable ni cercanamente a ella. Su fantasma ahuyentaba a cuanta mujer intentara acercárseme con más intenciones que pedirme la hora.
Sin querer, me convertí por ello, en la figurita difícil. El trofeo para colgar de la pared de cuanta dama con, o sin compañía, habitaba cerca.
Vaya a saber por qué extraño conjuro, las mujeres hacen blanco en justamente el hombre que no ocupa su atención en ellas.
Será que están tan acostumbradas a los halagos fáciles de los babosos mediocres, que su ego las molesta cuando no tienen los efluvios de un exponente de la rama masculina de la especie. Que se yo¡¡ y a esta altura no voy a comenzar a hacerme el erudito en materias femeninas.
A duras penas me entiendo a mí mismo y las causas de porque no puedo hacer nada por olvidarla.
Siempre está presente, aun sin acordarme de su pasada existencia en mi vida.
Casi como un icono malévolo, vanidoso y vengativo, negando la posibilidad de existencia, sin mi idolatría a su entera disposición.
Los años pasaron en una infructuosa búsqueda y escape. Tratando de encontrar algo que no quería. Constante desafió y cobardía de la peor clase.
Un juego perverso y masoquista, donde solo un insano como yo, podría mantener la cordura.
Un Abril perlado, de monocromas similares a los tonos adquiridos por mi cabello al pasar de los tiempos, me cuentan que su madre está de regreso en el barrio y a vueltas luego del fallecimiento de su esposo.
Tuve que ir a verla, tenía que saber, necesitaba la confirmación de su paradero y felicidad plena, como forma de por fin poder librarme de esta ancla que llevo a cuestas desde hace tanto tiempo.
Imaginaba su presente bondadoso y agraciado de suertes. Caritas con sus ojos y sonrisa, a pura bulla, colgándose de sus faldas y recreando nuestros juegos.
Y hasta hacia un terrible esfuerzo por evitar imaginarlas parecidas a la mía.
Deseo que auto reprimo, así como las ansias o transformaré en obviedad mis intenciones, tal su estigma en el transcurso de mi vida.
Una viejecilla desorientada y de ojos cansados, me atiende haciendo un supremo esfuerzo por recordarme. Y más, por momentánea compañía, que por nostalgias y recuerdos comunes, se desvive por atenderme, y mantener mi atención.
Cientos de tazas de té verde y scones con raspaduras de chocolate, me obligan a ceder a su amabilidad.
Trato de hacer un largo rodeo para llegar a preguntar lo único que realmente me interesa, pero la anciana de tanta ternura manifiesta maneja sin querer, los hilos de la conversación a su antojo.
Como era de prever, recurre al viejo álbum de fotos de familia, y me interesa al instante verlo. Estarán allí las imágenes de su adolescencia y adultez, seguramente, y los registros de eventos familiares, como cumpleaños, egresos y tal vez, compromisos y casamientos.
Hago un control supremo intentando dominar la impaciencia, mientras permito que lleve la batuta de las muestras y relatos.
.....esta soy yo a los 20, de la mano de mi fallecido esposo,
....este es mi primo Zacarías a bordo de un tractor en nuestro viejo campo,...esta es la cabaña de veraneo en Las Sierras,
.....y este es mi corazón a punto de estallar si no vamos a lo que me interesa en este instante.
De pronto se le iluminan los cansados ojitos a vistas de una hermosa bebe dentro de una cunita llena de pequeños juguetes antiguos de maderas labradas con esmero y artesanía, y me dice con una vocecita tenue y entrecortada, esta es Laurita, mi bebe, la única que Dios me permitió tener, pero que de tan maravillosa no pudo esperar tener junto a él y se la llevo antes de que pudiese cumplir el segundo año de vida. Estaban escasos de angelitos, para esas épocas.
... Y permanecí impávido escuchando sus relatos durante horas y horas y horas.
Camino a pausas y torpemente, ya no quiero pensar, ni encontrar respuestas, a qué??, si no existen más las preguntas. Ya no voy a cuestionar.
Solo sé que estuvo allí, conmigo y así se quedara.
Que me acompaño desde siempre y para siempre. Y que en algún lado, alguna vez voy a encontrarla.
En este o en otro mundo, en este o en otro tiempo.
En todo caso, sería a esta altura conveniente para mí, solo creer, solo sentir,….solo soñar,…… que es este uno más,… quizás el mejor,…. y el más real de todos,
.... los juegos de Laura.
Para Laury.
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