(Basado en las Ciudades Invisibles)
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Gran Rey Kan,
La barca fondea en Zenobia, dejará jengibre y algodón y zarpará de nuevo con la estiba repleta de pistacho y semilla de amapola, pero esto no es notable.
Lo que quiero relatarte es lo que acontece cada noche desde que estoy en Zenobia. Al amparo de la hoguera que flanquea el mercado donde por la mañana los pobladores hicieran su faena de intercambios, yo y el que aparece frente a mí, cambiamos historias, de tal suerte que he dicho la palabra “lobo” y he aquí que él me devuelve esta palabra con un nuevo y sonoro sentido. Luego, he dicho “hermana” y “batalla” y ha ocurrido que él extranejro vuelca sobre mi historia sus propias historias contenidas, haciendo que mi hermana no sea más mi hermana sino la suya, y que mi batalla tenga escenas de batallas nuevas, en fin, que todas las noches este extraño, viajero como yo en Zenobia, me comparte, enriqueciendo y renovando mis palabras.
Quiero decirte Gran Rey Kan, que me he atrevido ha pronunciar la palabra amor y él me la ha devuelto transformada, no puedo explicar el prodigio del resultado. No puedo porque me ha devuelto un bello objeto de apariencia inacabada. Extrañas y novedosas formas dignas de ser solamente admiradas por tu majestuosa presencia.
Así que este original signo del amor te lo llevo Gran Kan como uno de los tesoros más insólitos de la Tierra y el aire y el mar, pero más allá de esto: como sustancia principal de los sueños.
Podría conservarlo para mí, pero al entregártelo me libero, pues es mi genuino deseo continuar con mis travesías, quiero ser un viajero en pleno y coincidir con los ciudadanos de todos los puntos que parten del centro hacia los límites del mundo.
Ahora me dirijo a Cloe, reconocida como la ciudad más casta, pero en la que lujuria y deseo son componentes irrefutables del aire, donde los ciudadanos están prestos a la menor provocación para consumar el encuentro sin tocarse, un encuentro que jamás se da, porque de darse, se romperían los labios y los sentidos y muy probablemente algo más hondo que las aguas de tu vasto imperio.
Divadelasflores.
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